Tatiana Urrutia trabaja en el Ministerio del Interior, y pertenece a Revolución Democrática hace tres años. Desde siempre en el territorio Santiago Poniente (Maipú, Estación Central y Cerrillos).
Actualmente tiene a su cargo las redes ciudadanas de dicho territorio.
«Revolución Democrática hace unos días tomó la decisión de convertirse en un partido político, y ofrecer una alternativa política al país, dada la crisis que hay en la actualidad», anunció en conversación con La Batalla.
Dicho proceso se iniciará en las regiones Metropolitana, V y VIII.
Ser de izquierda
Revolución Democrática es un movimiento político que nace en el contexto de las movilizaciones sociales del año 2011, y que en palabras de Tatiana busca plantarse ante «una elite política, que hoy día está en el poder, y que no ha sabido leer a la ciudadanía».
«Somos una fuerza de izquierda -puntualizó-, queremos hacer una política transparente, queremos construir con hechos nuestro relato».
¿Qué es ser izquierda?
«Ser de izquierda es jugárnosla con hechos, con trabajo, por una mayor justicia social. Porque no sea el mercado el que domina el sistema, porque no sean solo los que tienen el dinero los que tengan acceso a las oportunidades de crecer, el conocimiento, la cultura. Que una persona no esté destinada a quedar en el mismo lugar donde nació y que no tenga ninguna oportunidad».
«Y no creer en la segregación en la que vive actualmente el país, en la deconfianza en la que vive actualmente el país, y yo creo que por sobre todo significa creer en las personas”, concluye.
Educación
¿Qué quieres decir con que no sea el mercado «solo»?
«El más claro ejemplo hoy día es la educación, que esta toalmente dominada. Basta con saber que en Maipú tenemos 26 colegios municipales, cuando hay 186-189 particulares subvencionados, y unos cuantos más particulares. Entonces, ¿qué alternativa tienen hoy en dia los maipucinos para elegir la educación de sus hijos? La alternativa es decir cuánto dinero tengo para pagar, y en base a eso segregan hoy día las escuelas. No es que haya una amplia gama de variedades».
«Y teniendo 26 colegios que cubren el 10% de la matrícula demandada por esta comuna -agrega-, quiere decir que la segregación en esos colegios debe ser bastante amplia. Ahí van efectivamente los papás que no pueden pagar más, o algo».
Alguien podría decir que lo que quiere la ciudadanía hoy es segregar…
·»Bajo el escenario que hoy vivmos, de deconfianza, de violencia sistematica, de inseguridad, de no confiar en el vecino, de no confiar en la municipalidad, en el gobierno, en los parlamentarios, en el hospital, en los colegios… yo creo que cuando un papá piensa en que sus hijos no se junten con otros, no es que quiera. Yo sí creo en las personas, y no creo que haya alguien que crea que su hijo es superior a otros niños, porque los niños se forman de acuerdo a lo que van viviendo…».
Tatiana diferencia entre la respuesta privada, personal, y la respuesta política, social:
«Es un acto súper animal protegerlos -se explaya-, y yo escuchado a mamás de Maipú que dicen: Yo no quiero que mi hijo vaya con otro niño, que tiene un cuchillo en la mochila».
«El problema no es que yo los quiera juntar o no los quiera juntar con un niño con un cuchillo en la mochila -apunta-; el problema es que ese niñito anda con un cuchillo en la mochila. Y es un niño. Entonces, qué está pasando ahí, qué está pasando con esos niños, qué está pasando con esa familia, qué está haciendo el Estado para hacerse cargo de ese tipo de problemas sociales. La solución no es segregarlos en la escuela sino que es atacar esos problemas”.
La Nueva Mayoría
¿Revolución Democrática pertenece a la Nueva Mayoría?
«No, nosotros no somos parte de la Nueva Mayoría. Nosotros colaboramos en la sagendas que creemos que van a impulsar transformaciones».
A pesar de eso hay una presencia no menor de gente de Revolución Democrática en el aparato gubernamental. ¿A qué obedece eso?
«Se tomó una definición política el año anterior, cuando asumió este gobierno, y cuando llamaron a compañeros a trabajar, en la agenda de educación especificamente, nosotros tomamos una definición que aquí habia un espacio para incidir, tanto técnicamente como políticamente. Y creemos que era un espacio válido, y los eguimos creyendo. Nuestros compañeros siguen trabajando y dialogando y conociendo y aprendiendo, incidiendo».
Y si determinara que hay un espacio para incidir, por ejemplo, en un gobierno de la Alianza, ¿también sería parte?
«No, porque no compartimos ideológicamente. Nosotros vimos el programa de educación, y vimos que había un espacio de incidencia y de construcción. Habían lineamientos que indicaban que el mercado iba a salir, con estos proyectos, de la educación, y había que empujar a que eso fuera más efectivo».