Por Daniela Vilaza*.
Menos discriminación y más igualdad, dos promesas que abundan en las campañas políticas y que logran persuadir a la gente porque son dos promesas, dos sueños, a los que nadie se negará.
Todos queremos que no exista la discriminación, ni por sexo, ni por nivel socioeconómico, religión, etc. Y todos buscamos más y mejores oportunidades para conseguir una sociedad justa e igualitaria.
Entonces, ¿por qué el sueño de 116 familias se ve rechazado por el origen, por ser familias de campamento?
La discriminación está condenando a cada una de esas familias a las que se les están vulnerando sus derechos. El temor al cambio, al cruce de clases, a incluir al otro, logra ser más grande que los valores y principios básicos. Se puede entender, porque nacimos en una sociedad llena de prejuicios, pero que si no somos capaces de dejarlos de lado entonces no exijamos candidatos ni promesas que nosotros no somos capaces de practicar.
Incluyamos. Antes de opinar, conozcamos realmente al de al lado. Enseñemos con el ejemplo, integremos y demostremos, o simplemente continuemos con la criminalización social, con la visión cerrada y sobre todo con la falta de entendimiento de que nosotros somos la base clave para que las cosas sigan o no como están.
Como se dijo en el concejo el viernes, todos los que somos de Maipú hemos vivido discriminación de quienes pensaban que por ser maipucinos quizás tenemos menos cualidades. El lugar donde vives no define quién eres, pero sí limita las oportunidades que tienes. Y no puede ser que estemos limitando las oportunidades a personas de nuestra propia comuna solo por ser de campamentos.
* Estudiante de publicidad, voluntaria de la Fundación TECHO en el campamento La Aguada Sur. Vecina de Maipú.