Tiene solo diez años, pero cuando se sube a su karting parece llevar el peso de un país entero en los guantes.
Se llama Bruno Miranda, nació y creció en Maipú, y a su corta edad ya es bicampeón nacional del Campeonato Rotax 2024-2025 en la categoría Micro Max. Detrás de su sonrisa infantil hay horas de entrenamiento, viajes, sacrificios familiares y un sueño que se acelera a fondo: llegar a la Fórmula 1.
Los primeros motores: el inicio de un sueño
Todo comenzó en las calles y garajes maipucinos, en una casa donde los autos siempre fueron tema de conversación. A los cinco años fue la primera vez que acompañó a su papá a una carrera, y ahí comenzó a practicar en un karting especial para esa edad. A los siete años se pudo federar y empezó a correr de forma profesional.
“Este sueño empezó gracias a que a mi papá y familia les gustan los autos. Desde chico voy a ver carreras”, recuerda Bruno, con la naturalidad de quien no se jacta, sino que revive la chispa de una pasión.
Aquella tarde en que acompañó a su padre a una carrera de karting fue el punto de partida.
“Desde ahí me empezó a gustar el automovilismo”, dice.
Entre circuitos y desafíos: talento internacional
Desde entonces, el pequeño piloto ha pasado de los circuitos locales a representar a Chile —y a Maipú— en Argentina, Portugal, España e Italia (2025). No es poca cosa para un niño de diez años.
“Me siento muy feliz y orgulloso de representar a mi comuna y mi país. Cada vez que me subo a mi karting pienso en toda la gente que me apoya”, comenta con una madurez que impresiona.
Bruno estudia, entrena, compite y sigue siendo un niño. Juega fútbol, entrena en su simulador y ríe con sus amigos, pero su disciplina es férrea.
“Mi colegio me ha ayudado mucho porque me dan permisos para faltar cuando tengo competencias. En mi tiempo libre igual disfruto, pero entrenar es parte de mi vida”, confiesa.
Este año se coronó nuevamente campeón y clasificó al Mundial Rotax en Bahréin, que se realizará desde el 29 de noviembre al 6 de diciembre.
“Fue una carrera muy entretenida. Me acompañó toda mi familia que vive en Maipú: mis abuelos, primos, tías, tíos y, por supuesto, mis papás”, recuerda.
Correr contra viento y marea
Pero no todo ha sido triunfo. En Italia sufrió una lesión que lo obligó a detenerse justo antes del Sudamericano en Chile.
“Fue un momento difícil y me frustró mucho, pero aprendí que nada me detiene gracias a mi pasión por el automovilismo”, cuenta.
Su familia fue su gran motor. En esos días de recuperación, Maipú no apareció. No hubo visitas del municipio ni apoyo institucional. Ni siquiera una respuesta.
“Lamentablemente, en mi comuna no he tenido mucho apoyo. Estaba en un colegio de Maipú y me tuvieron que sacar porque no me daban permisos. Mi mamá ha intentado comunicarse con el departamento de deportes y con el alcalde, pero no nos ha respondido nadie”, dice con una honestidad que golpea.
Y es aquí donde la historia se vuelve símbolo. Porque Bruno Miranda corre por Maipú, aunque Maipú aún no corre por él. En su casco lleva el nombre de la comuna, pero en la práctica el camino lo recorren sus padres, sus abuelos y el esfuerzo silencioso de una familia que apuesta por el talento y la perseverancia.
Cuando le preguntan qué lo diferencia de los demás pilotos, responde sin dudar:
“La pasión y el esfuerzo. Muchas veces corro con pilotos que conocen la pista o tienen mejores autos, y ahí debo poner mucho esfuerzo para igualarme”.
Es la definición exacta de lo que representa este niño: talento, humildad y garra maipucina.
“Me imagino los próximos años corriendo más en Europa. Después del karting quiero pasar a la Fórmula 4, y de ahí a la Fórmula 1, que es mi sueño”, dice Bruno, y uno no puede evitar pensar que, si mantiene el rumbo, el semillero del automovilismo chileno podría tener en él a su futuro campeón mundial.
Antes de cerrar la conversación, Bruno deja un mensaje simple, pero lleno de orgullo:
“Gracias a todos los vecinos de Maipú por el apoyo que me dan en mis redes. Voy a dar todo de mí para dejar el nombre de nuestra comuna en lo más alto”.
En un país donde muchas veces el talento debe abrirse camino a pulso, la historia de Bruno Miranda no solo habla de velocidad, sino también de resistencia, sueños y abandono institucional. Porque si algo enseña este niño maipucino es que, incluso sin apoyo, hay motores que nunca dejan de rugir.
José Antonio Lizana Arce es un escritor maipucino y periodista deportivo, autor de seis libros sobre la memoria deportiva en Chile.
Ceacheí. Palabra de campeón (2008), Rayando la cancha (2009), Mojando la camiseta (2010), Pisando la pelota (2014), Pelota en la(s) red(es) social(es) (2018) y Más allá de la cancha (2022).
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