Probablemente nunca, en lo reciente, el sector de la Plaza aledaño al odeón había estado tan lleno.
Probablemente nunca, en lo reciente también, el otro extremo de la Plaza había estado tan lleno de militares… Porque ese era el panorama del mediodía del 20 de octubre: en un lado, fuerte contingente militar; en el otro, la ciudadanía. Parte de la ciudadanía. Artistas de Maipú.
Gente había de todas las edades, pero mayormente jóvenes y adultos jóvenes. «No tenemos miedo», cantaban/gritaban. Una pareja se turnaba un cartel:
No + doctrina del shock
«Arte por el cambio», se llamaba la actividad.
Parte de la jornada dominical del estallido social que estamos viviendo, detonado por el alza de pasajes del Metro, que escaló desde la evasión de los estudiantes a disturbios en múltiples puntos del país, y que ha tenido en la comuna uno de sus focos más álgidos.
«El alza es solo la gota que rebalsó el vaso», decía uno de los carteles más grandes colgados en la estructura metálica.
Desde su interior, el presidente de Nación Cultural de Maipú, Álvaro Méndez, aleonaba: «Tenemos que articular una fuerza cultural desde Maipú, desde Chile, tenemos que generar propuestas. Eso también es un desafío grande».
La artista maipucina Danay Cortés iba pasando el micrófono. «Hoy convertimos la Plaza de Maipú en un escenario —declaró—. Un escenario en donde todos los maipucinos fuimos artistas. Un escenario en donde unimos todas nuestras voces y herramientas como las redes sociales, para hacer un llamado a la ciudadanía que no es necesario destrozar para ser escuchado, que podemos provocar a través de nuestro canto, nuestra danza y lo más importante, nuestras ganas de que haya el cambio anhelado en nuestro país».
«Estamos en un momento que ya sabemos que es histórico —comentaba el cantautor Camilo Antileo—. Solo queda ser valiente y salir a las calles, manifestarse. Pero también urge que el Frente Amplio tenga una propuesta política que le de una salida institucional a esto, creo que el frente amplio y en general la oposición tienen que ser claros en cuál es la propuesta que como oposición podemos dar a esta crisis, que es una crisis institucional».
Segundo Sanhueza, del Centro Cultural Rayen, apuntaba al duopolio, a los honorables, «que no bajan a la ciudadanía, y cuando la ciudadanía se expresa, la miran desde la altura». «Lo único que ellos han conseguido con esto es que la gente se haya unido un poco más. Me sorprende que los honorables no hayan hecho lecturas anteriores, en relación a que la ciudadanía haya dejado de votar. Eso significa que el gobierno central y el gobierno comunal están siendo elegidos por minorías (…). Aquí están vendiendo el país y necesitamos y queremos un país para todos, no un país para unos pocos».
Sanhueza hablaba entre una pugna entre la cultura del ser y la cultura del tener, del consumo, «una cultura que quiere establecer la vida como un negocio», triunfante hoy en día.
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