Conversamos con el autor de «Arauco en Llamas», en la Feria del Libro de Maipú

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Tiempo de lectura: 5 minutos

Conversé con Miguel Ángel Roa (60) en la Feria del Libro de Maipú, cuando estaba por cerrar, el sábado 11/10/2014 por la noche.

Miguel Ángel acababa de presentar su libro: «Arauco en Llamas» (Editorial Mare Nostrum, 208 páginas). Una novela.

«Es una novela -dijo-, porque todos los elementos que ahí están: personajes, nombres… Son ficticios. Situaciones, parlamentos, diálogos». «Pero con un ingrediente importantìsimo: son todos basados en la realidad. Basados en personajes reales, y basados en situaciones reales…».

«Es una novela que parte en el campo del wallmapu, que es territorio mapuche. Con personajes mapuche. Hay personajes winka, o sea extranjeros, también. Incluso policías. Pero principalmente personajes mapuche, que son de variados tipos: son personajes que emigran y se quedan definitivamente en las grandes ciudades, porque forman familia, etc.; hay personajes que emigran y fracasan, o les va mal, o los discriminan, o tienen conflicto, y deben regresar a su tierra. Y hay un personaje, que es de los principales, que nunca quiere salir de su tierra, y no sale».

«Y hay un cuarto tipo de personaje, más global, pero hay uno en especial que es el personaje del weichafe, el guerrero; el werkén, que es el mensajero, que está dentro de la novela circulando en distintos episodios, y que es un personaje con una participación relevante en la novela. Que conecta la parte, por decirlo así, costumbrista, de las costumbres de la vida mapuche, con la actual situación existente en el territorio».

«Situación de conflicto, de enfrentamiento, de requerimieto de soluciones a un problema muy antiguo, que es la usurpación de los territorios. Esta usurpación que va de un territorio muy extenso, de diez millones de hectáreas, a quinientas mil hectáreas. O sea, un noventa y cinco por ciento fue quitado por maniobras del Estado, y por maniobras particulares también» (…).

«La tierra -precisa- es más que un material donde se planta. Para el mapuche la tierra no es eso, la tierra es el alma del mapuche, es la madre del mapuche, es su raíz. Es su asentamiento en el mundo».

¿Por qué, con tanto de real, eligió escribir una novela?

«Muy importante. Por dos razones:

«Una, si tú le presentas -y para eso yo debiera ser un catedrático en historia, en sociología, qué se yo, y no lo soy, yo soy kinesiólogo-… Si tú le presentas al público en general un libro catedrático de sociología acerca de la situación mapuche en el país, la gente no lo lee. Entonces sigue sin entender y sin saber, porque la mayoría de la gente no sabe por qué perdió territorio el pueblo mapuche. Por qué está exigiendo que se le devuelva, no que se le dé».

«La novela es muy flexible, la novela permite cualquier forma y cualquier estructura. Como es flexible, uno puede insertar los mismos conocimientos, las mismas historias, los mismos motivos, las mismas causas que pudiera incluir un sociólogo, pero en forma de novela entretenida, de tal manera que a través de la entretención de la novela la gente, el lector, pueda aprender y pueda saber qué es lo que está pasando en el país, con la situación mapuche».

Usted dijo que es kinesiólogo. Me gustaría saber cómo se inserta esta novela en su biografía.

«Muy interesante. Yo soy kinesiólogo, pero antes que kinesiólogo soy un ciudadano, y antes que ciudadano soy un integrante de una familia. Mi abuelo, que era padrastro de mi mamá, era mapuche. Entonces yo desde muy niño tuve acceso a la comunidad de donde él provenía. Él fue un emigrante de su tierra, de los que nunca volvieron, de los que llegaron Santiago en este caso, y él se trató de invisibilizar en la sociedad santiaguina. A tal punto que dejó de hablar mapudungun, y además nunca quiso enseñar mapudungun ni a sus hijos ni a sus nietos. Se negó y jamás lo escuchamos hablar en mapudungun. Quiso crear una barrera para él, una burbuja lo más firme posible para no sentir la discriminación».

«[la literaura] Primero que todo es un placer, pero tiene una base en mi vida personal. Yo cuando tenía 12 años de edad, me sentía una persona muy poco inteligente. Porque a mí me pusieron muy chico en el colegio, a los cinco años a primero. Se entreba en esa época a los siete años a primero, y como mi hermano iba, yo quise ir con mi hermano y me pusieron de oyente. Y pasó un fenómeno muy extraño: yo pasé de curso y mi hermano repitió. Y el colegio me pasó de curso, y ese fue el error: porque yo era un niño muy inmaduro, muy chico, y seguí la educación muy inmaduro, muy chico, y muy asustado. Y me aplastó el sistema educacional, y yo mismo me empecé a a sentir muy deficiente. Además que me castigaban mucho».

«Entonces una profesora fue la que me impulsó. Una profesora que no sé por qué tuvo cariño conmigo, o tal vez lástima. Dio una tarea, que yo encontré que era la peor tarea que me habían dado en la vida, el ejercicio más difícil que pudieran haberme dado. Les pidió a todos que escribieran un cuento, y yo no tenía idea de lo que era un cuento».

«Me concentré, y escribí un cuento, que lo reescribí hace poco tiempo y lo tengo guardado, y escribí un cuento con el que la profesora se impresionó, y me preguntó si yo lo había sacado de alguna revista o de algun libro, y eso me despertó. Y me enamoré de la escritura. Dije: Pa’ esto sirvo».

¿Y por qué estudió kinesiología?

«Porque mis papás, desde chico, cuando vieron que yo había aprendido tan rápido solo… Ellos tenían esa costumbre de pensar que el médico es el top de la sociedad. Entonces ellos siempre aspiraron a que yo fuera médico. Entonces mi papá consiguió por ahí un maletín de médico de los antiguos y me lo regaló, incentivando y estimulando a que uno estudiara eso. Pero como me empezó a ir mal, por todo ese aplastamiento de personalidad, yo mismo no tenía ningún interés en eso. Entonces cuando ya llegué a educación secundaria, yo dije: Ya, les voy a hacer caso un poco, voy a intentarlo. Y lo intenté y me alcanzó para kinesiología. Pero a mí me gusta mucho más la escritura».

En todo caso, aseguró Miguel Ángel: «Todo sirve para escribir, toda experiencia».

Finalmente: Imagino que está enterado del proceso de consulta indígena que está impulsando el gobierno. Quisiera conocer su parecer.

«Lo que pasa es que se ha entendido mal lo que es la consulta indígena. Resulta que la consulta se considera como un plebiscito. O sea: Yo hago las propuestas y les consulto a ustedes si estan de acuerdo. Y la cosulta no es eso: Es consultarle al pueblo mapuche qué es lo que ellos desean como propuesta. Que ellos decidan».

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Sergio Benvenutto Palacios

Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.

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