Cristián González Astete: De El Olimpo a la cumbre del deporte paralímpico

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Por José Antonio Lizana Arce.
Fotografías de Sergio Benvenutto.

Cristián González Astete es un destacado ajedrecista y tenimesista paralímpico genuinamente maipucino. El nacido y criado en avenida El Olimpo con calle San José estudió hasta sexto año básico en el Complejo Educacional de Maipú, y desde séptimo a cuarto medio en el Liceo de Aplicación en Santiago Centro. En 2007 se titularía de Ingeniero Civil en Química en la Universidad de Santiago de Chile.

Un accidente automovilístico a los 19 años, en el sector de Rinconada, lo dejó sin movilidad en sus extremidades inferiores, pero lo acercó a la práctica del deporte competitivo y a representar a Chile en grandes competiciones internacionales paralímpicas.

“Antes del accidente jugaba a la pelota en el barrio y de repente al pinpón con los amigos, pero no me llamaba tanto la atención como para dedicarme profesionalmente. Solo lo hacía para entretenerme y nunca me lo planteé como una posibilidad de ser profesional en alguna disciplina. Me rehabilité en la Teletón y ahí creo que le tomé el gustito al deporte”.

En 2008, un compañero del Club de Ajedrez de Maipú le comentó que necesitaban ingenieros en todas las áreas en ENDESA. Fue así como González postuló, quedó y hasta el día de hoy se desempeña en dicha empresa. La compañía cuenta con un gimnasio para el uso exclusivo de sus trabajadores; sin embargo, Cristián hizo uso de aquella infraestructura recién en 2013.

“Cuando pasaba por el gimnasio veía que los compañeros jugaban tenis de mesa, y un día me animé a practicar. Me vio el entrenador de la empresa y me mandó al CEO, porque me encontró bastantes condiciones”.

En el recinto de Avenida Grecia con Ramón Cruz lo recibieron los entrenadores y seleccionadores nacionales Francisco y Cristián Carrasco, quienes confirmaron sus habilidades y lo reclutaron oficialmente para el combinado paralímpico de tenis mesa en silla de ruedas.

“Al principio entrenaba tres o cuatro veces por semana, después de mi horario laboral. Con el tipo de entrenamiento me dolía el cuerpo, pero poco a poco me fui acostumbrando hasta entrenar actualmente seis días a la semana. De este deporte me cautivó la precisión y la concentración que hay que tener y lo que uno puede lograr e ir consiguiendo con los entrenamientos”, señala.

En los I Juegos Parasuramericanos de Santiago 2014, en individuales perdió en la fase inicial de la clase 4 con el también nacional Sebastián Salinas y por equipos consiguió el bronce en la misma categoría. “Puedo decir que estuve presente en los primeros juegos de la historia de los Parasuramericanos. Desfilé en la pista atlética del Estadio Nacional y me sentí más chileno que nunca, pero igual quedé picado con mi derrota en individuales. Igualmente me sentí conforme, porque yo llevaba muy poquito en el tenis de mesa”.

Después de Santiago 2014, el “Chino” participó en torneos nacionales, donde se ganó el cupo para participar en los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015. En dicha cita abrió los fuegos para la delegación nacional y enfrentó al mexicano Jesús Sánchez, en un match infartante que se definió a favor del norteamericano en el quinto set, con un parcial de 11 a 9 y que llegó a tener en ventaja al chileno por 9 a 7. “Yo salí a jugarle al mexicano y estuve a dos puntos de ganar el partido, pero me traicionó la ansiedad y él tuvo más cabeza en los momentos decisivos. Si yo hubiera ganado una medalla, actualmente tendría una beca PRODDAR y no tendría que costear algunas cosas de mi bolsillo”.

Respecto al apoyo de la comuna, el deportista es categórico. “Me acerqué a la oficina respectiva que se encuentra en el Estadio Santiago Bueras. Fui a pedir una mesa o paletas y unos funcionarios municipales me dijeron que yo tenía que entrenar en Maipú para recibir algún tipo de ayuda. ¿Pero cómo voy a entrenar en Maipú si en ninguna parte hay mesas? Mis compañeros seleccionados de Puente Alto reciben paletas y otras indumentarias, y en mi comuna hasta el momento nada”, se lamenta el deportista.

A pesar de todo, González no se amilana y de la misma forma se siente identificado con la comuna y le gusta vivir en ella; sabe sobradamente que con las capacidades que se tengan, hay que luchar por los objetivos que se trazan. “Cualquier persona puede llegar hasta donde quiera y ningún impedimento puede detener al ser humano si se propone algo. Uno es la barrera, y si tú querís algo, tenís que levantarte a las cinco de la mañana porque nadie te va a regalar nada. El tenis de mesa es mi pasión y lo siento, lo vivo y lo respiro”.

Cristián González Astete tiene hambre de más, esa que lo llevó de El Olimpo a la élite del paralimpismo nacional e internacional.