Giselle Hornos: una maipucina que escribe su historia en el deporte y en la literatura

Tiempo de lectura: 5 minutos

Por José Antonio Lizana Arce.
Fotografías de Sergio Benvenutto.

Los diecisiete años de Giselle Hornos García se han escrito casi como una novela de esas de Tolkien, donde se conjugan historias, ilusiones, fantasías y realidades. Un primer capítulo que comienza en Estocolmo, Suecia, donde nació y donde su padre uruguayo y madre chilena vivieron el exilio político que los separó de sus respectivos países. En el destierro, la pareja Hornos-García tuvo que emplearse en distintos oficios para alimentar y educar a sus tres hijos. No obstante, el retorno al país llegaría en 2003, para vivir en la Villa Los Bosquinos, del barrio Los Héroes, cuando la pequeña Giselle se empinaba en los cuatro años de edad. “De allá me acuerdo de mi etapa preescolar y siempre vuelvo, porque mis hermanos mayores viven allá”, relata con emoción la joven maipucina.

Giselle se crió en un hogar donde el interés era creciente por el deporte, la cultura y la literatura. Don Wilson Hornos practicó fútbol en Uruguay, Suecia y Chile, además de dirigir a un elenco del balompié aficionado en Europa. En tanto, la señora Tatiana García hizo lo propio en el extranjero con actividades ligadas al atletismo.

Sus primeros años de educación los realizó en el Boston College, de Avenida Nueva San Martín. A los seis años, la sueca-chilena ya desplegaba habilidades para el deporte, siendo el patinaje su primera disciplina, para luego continuar en el taekwondo y desde los nueve años en el básquetbol.

“Mis padres me apoyan en todas mis actividades: me acompañan a los entrenamientos, me hacen barra o me esperan a la bajada de la micro. Mi padre también me trae equipamiento deportivo desde Suecia y las zapatillas nunca me faltan, porque siempre tengo un par de repuesto. Mis logros no son tan solo, sino también un sacrificio de mis padres”.

En el gimnasio municipal de la Villa Los Héroes, la joven conoció al entrenador Pedro Gaete, quien esculpió sus condiciones naturales de alero y de conductora y le enseñó los principios básicos del básquetbol. Asimismo, Gaete la recomendó en el club deportivo del Boston College que se ubica en Avenida Longitudinal. “A pesar de que yo estudiaba en el colegio, no me había probado en el club, y gracias a los consejos de don Pedro, ingresé a jugar ahí. No es lo mismo jugar en un taller comuna, que hacerlo en un club establecido. Las diferencias son notables en lo táctico y en lo físico. Aprendí mucho”.

La deportista-escritora

Desde los doce años participó en torneos interescolares, donde ha conseguido diez medallas y ha sido parte de una de las generaciones más ganadoras de su colegio. No obstante, sus logros también se extienden fuera de la cancha, puesto que se le considera una destacada y promisoria escritora de novelas fantásticas y de ficción (Su libro se llama Uknow. El medallón y el bastón maldito). A tal punto, de que una editorial extranjera ya está promocionando su obra por todo el orbe. “Nunca he participado en un taller literario, pero gané el concurso de mi colegio: “Boston en 150 palabras”. También mandé mi libro a varias editoriales extranjeras y en España se interesaron por publicarme. Tengo que evaluar un contrato y ver las condiciones de publicación y de derechos de autor. Me encanta leer novelas, historias y temas sobre dinosaurios. Mis padres son muy buenos lectores y también me encanta dibujar”, recalca con certeza.

La alumna de tercero medio del Boston College de Avenida Longitudinal, se considera algo lejana a las fiestas y a las distracciones típicas de su edad, ya que en el deporte y en los libros ha canalizado su talento, energía e inquietudes. Estas actividades paralelas tampoco han mermado su rendimiento escolar. La deportista-escritora quiere estudiar Paleontología, pero si no lo logra, pensará dedicarse a tiempo completo al básquetbol. También proyecta una carrera como escritora. “Mi sueño es ver mi obra impresa y distribuida en todas las librerías. También me gustaría dar charlas a los jóvenes, porque a mi generación no la veo volcada hacia el deporte o a la lectura, y me parece que muchos jóvenes se saltan etapas y hacen lo que los demás hacen o dicen. Los padres también tienen una alta responsabilidad en esto y creo que ellos también tienen que ir a charlas, porque siempre en la vida hay algo que corregir y aprender”, dice con convicción.

La deportista ha recorrido todo el país con el club del Boston College, y desde 2013 a 2015 fue becada por su alto rendimiento deportivo. En la temporada 2016, no fue considerada completamente en el equipo de su categoría por algunas decisiones técnicas y por ello, Hornos decidió volver al taller de la Villa Los Héroes. En dicho espacio, Giselle se siente en casa y se reencanta cada vez con el básquetbol. Allí entrega sus experiencias y conocimientos a vecinos, amigos y a todos quienes participan de las actividades. Asimismo, se integró al equipo “Carlos Mujica”, que hace parte de LIBAM de Maipú. “Las canchas están muy malas en Maipú y eso es un riesgo latente de lesión para los jugadores. Los políticos prometen mucho y cumplen poco”.

Para Giselle Hornos, el deporte es una herramienta de desarrollo, donde se generan hábitos y conductas, y por eso le gustaría el día de mañana tener un gimnasio para enseñar su disciplina, aunque no se ha planteado ser profesora. No obstante, la deportista siempre tiene una palabra de aliento para quien lo necesite. Actualmente, la “cuartito” —como le dicen en su villa—, se entrena de manera independiente en las canchas de Tres Poniente con Héctor Fuenzalida. La acompaña su mamá, testigo diario de las páginas que su hija escribe en el deporte, la literatura y la vida.