Aletargado, cansino, mustio estaba el día cuando llegó el senador Alejandro Guillier a la Población Cuatro Álamos de Maipú.
Estuvo rodeado de vecinas y vecinos, fue interpelado por alguno, consultado por otros.
Pero más que todo estuvo rodeado por figuras políticas locales y candidatas y candidatos a los diferentes cargos que se eligen en noviembre.
El tema de la visita era el empleo, y el aspirante a La Moneda ponderó el presente auspicioso, a su juicio, del país:
«Estamos convencidos de que el país puede mucho más de lo que está haciendo, Chile tiene un potencial enorme (…), nunca en la historia de Chile tuvimos tantas y tan buenas condiciones para dar un salto cualitativo en el desarrollo del país».
En ese entendido, dijo, «nosotros proponemos una manera distinta de ver los problemas de la que propone la derecha: Piñera ha dicho que hay que crecer, crecer y crecer. Y la verdad es que hay que crecer, pero con empleos de calidad».
Porque, actualmente, «el 0,1% de los chilenos tiene un ingreso per cápita de 83 millones de pesos al mes, y resulta que la inmensa mayoría de los chilenos no llega al sueldo mínimo, y además, la discriminación hombre-mujer: por cada mil pesos que gana un hombre la mujer pasa raspando los 700″.
«Y además, con derechos sociales —siguió—. No vengan a vendernos el cuento de que vamos a bajarle el sueldo a los trabajadores para generar más empleos, o de que para que crezca la economía vamos a bajarles los impuestos a los ricos. Porque lo que van a hacer es reducir muchos planes sociales que benefician no solo al mundo popular, también a nuestras clases medias. en Chile nuestras clases medias tampoco lo pasan bien».
«Todos sabemos las horas a transportarse para llegar al lugar de trabajo, el trato que a uno se le da. Y después cómo hacemos con el sueldito, cuando uno tiene que ir a la farmacia y pagamos los remedios más caros de América Latina, cuando uno ve cómo crecen las Isapre, las Afp, las cadenas comerciales, batiendo todos los récords».
El candidato de centroizquierda ha comprometido un nuevo Código del Trabajo «pro familia», adaptabilidad horaria y bancos de horas para que los trabajadores y trabajadoras puedan adecuar sus tiempos laborales con la dedicación a su familia y más empleo formal con igualdad de ingreso para las mujeres.
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