Mis lugares favoritos de Maipú: Rodrigo Latorre, director musical de La Mano Ajena

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Continuamos recorriendo Maipú en busca de las plazas, lugares, calles, bares y rincones favoritos de su gente. En esta ocasión, junto a Rodrigo Latorre, director musical en “Los Augustos”, “Mosquitas Muertas” y “La Mano Ajena”.

Por Carla Colombo.
Fotografías de Felipe Pino.

Rodrigo Latorre es profesor de música y un creador de sonidos imparable. Es el director musical de “Los Augustos”, una orquesta cómica, o banda de payasos, que une la música con una puesta en escena circense; de la banda de rock infantil “Mosquitas Muertas”, y su proyecto de hace 16 años, “La Mano Ajena”, banda de música que combina elementos de la música gitana, jazz, cumbia, rock y otros. En todas, además de ser el director, canta y toca instrumentos.

Rodrigo ha sido maipucino toda su vida y valora la importancia de la memoria emotiva de su comuna. En esta ocasión, nos muestra sus lugares favoritos, aunque hoy algunos de esos lugares sean sólo un recuerdo.

Mirador de canchas de tenis

Las canchas de tenis de un costado de la piscina municipal son un lugar de ese Maipú que recuerda. Llamó a las canchas “el Wimbledon de los maipucinos”, refiriéndose al torneo anual que se realiza en Inglaterra.

Recuerda este sector en particular porque ha vivido toda su vida a dos cuadras de la Plaza de Maipú, y recurrentemente pasaba sus tardes en las escaleras de la galería bajo la sombra de los árboles, junto con un grupo de amigos de la infancia.

“Las transformaciones que tiene la comuna no pasan por una consulta, ni aquí nadie ve efectivamente qué es lo que reúne el concepto patrimonial, todo está cambiando…”, sostuvo el músico al encontrarnos con un lugar en remodelación al cual no pudimos ingresar.

Las baldosas de Funeraria La Pompeya

¿Las baldosas de la funeraria? Sí, este simple detalle lo transporta a cómo eran las casas antes. Con ese corredor de baldosas siempre tan enceradas y brillantes donde las señoras se juntaban a “tejer y a copuchar”.

Recuerda cuando niño correr por las baldosas para tomar vuelo y luego deslizarse por ellas hasta el otro extremo.

Nos recibió el dueño del lugar, don Darío Pavez, y junto a Rodrigo comenzaron a compartir historias y anécdotas del Maipú que forma parte de la historia. Don Darío lo conoce desde niño, porque unos metros más hacia 5 de Abril, vivía la abuelita de Rodrigo.

“Cuando yo me muera el servicio tiene que ser de la Pompeya”.

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Este lugar en la década de los 80 recibía a todo un grupo etario, o a las “tribus urbanas” de la época. Se encontraba en Pajaritos, donde hoy se vemos a Farmacias Ahumada.

Había máquinas de juegos y se reunían a hablar de música, intercambiar CDs o instrumentos. Cuenta que en aquella época Maipú era un referente de la música underground y constantemente se organizaban tocatas.

Rodrigo, amante de la música “desde siempre”, comenzó con una parada más radical con su banda de punk.

Hoy con bandas que dan espacio a distintas influencias, un recurso recurrente en sus presentaciones es el humor, como una herramienta transformadora que rompe el cuarto muro y le permite interactuar con su público.

La Higuera

De este lugar, Rodrigo junto a su grupo “El Cuarteto de La Higuera” que hoy se encuentra en stand by, recogían historias y anécdotas para luego cantarlas.

Historias como la de un indigente que pasaba todo el día recogiendo papelitos del suelo y guardándolos bajo su ropa. Nadie paraba a reparar qué hacía. Al llegar la noche se movía con dificultad ya que su ropa estaba inflada con todos los papeles que había recogido durante el día. Luego se embriagaba y caía borracho… Lo que hacía era su propio saco de dormir: “En la mañana se lo sacaba y ¡pum! Veías todos los papeles volando”.

Colegio El Cid

El colegio ubicado en la calle El Cid, hoy se llama José Manzo de Velasco, y del recuerdo de Rodrigo, solo conserva unas pocas salas de madera.

En período de dictadura, el colegio abría sus puertas a músicos de la comuna para que realizaran sus tocatas. En un pequeño escenario ubicado en la cancha de tierra, de ese entonces, fue la primera vez que Rodrigo tocó en público su guitarra.

Coffee Culture

Lo escogió por dos razones: una, porque es un espacio cultural íntimo donde tocan bandas en vivo y sirven un café increíble (fui testigo) y, porque conserva la infraestructura de las casas de antes.

Si bien su música tiene una variedad de estilos, de instrumentos y de contenido, me dice que para él todo se traduce en rock. Porque el rock es finalmente una esencia, una actitud, un discurso musical de “yo no me rindo, esto no me gusta y estoy aquí para decir lo que en realidad me enfada y hago harto ruido”.

Yo: ¿Qué te enfada?

Rodrigo: (Sin caer en la politiquería, porque uno es artista) lo que me molesta son las desigualdades sociales. Me empelota cómo hay tanta diferencia entre un ciudadano y otro.