Parto diciendo que desconfío de TODOS los anuncios del gobierno.
Ya estamos acostumbrados a lo que suele llamarse «letra chica». A que nadie pierda realmente sus privilegios en favor de otros, y todo siga igual.
Ahora bien, el gobierno ha dicho que con la reforma educacional no se busca acabar con la educación particular subvencionada.
Repito: Con la reforma educacional, no se busca acabar con la educación particular subvencionada.
Lo que sí se busca, con respecto a los colegios particulares subvencionados, es terminar con el copago (los apoderados no tendrían que pagar), con el lucro (todos los recursos irían destinados a la educación, a la realización del proyecto educativo), y con la selección mediante cualquier «mecanismo discriminatorio» (alarma de letra chica).
Por una parte, eso quiere decir que si antes a usted no le alcanzaba el dinero para poner a sus hijos en un colegio particular subvencionado equis, ahora sí le alcanzará: porque lo costeará el Estado; por otra, que el colegio particular subvencionado equis no podrá impedir (mediante cualquier «mecanismo discriminatorio») que sus hijos entren.
El día de hoy, usted puede elegir solo entre aquellos colegios particulares subvencionados que su dinero puede pagar; y que permitan entrar a sus hijos.
Ahora podría elegir incluso entre aquellos colegios particulares subvencionados que su dinero no puede pagar; y ninguno podría impedir (mediante cualquier «mecanismo discriminatorio») que sus hijos entren.
Eso es AMPLIAR la libertad. ¿Cierto?
Es decir: Los padres tendrían más libertad de elegir que ahora.
Los padres tendrían MÁS libertad de elegir que ahora.
Los padres tendrían más libertad de elegir que ahora.
En el sentido expuesto, estimo que la reforma es insuficiente. Para que haya aún más libertad de elegir, habrá que ampliarla a los colegios particulares pagados (porque difícilmente usted tiene la libertad de elegir entre el Verbo Divino, The Grange School, o el Saint George’s College para sus hijos, ¿cierto?).
Eso, entendiendo que lo que a usted le interesa es la «libertad de elegir».
Ahora, si lo que usted quiere es que sus hijos no se mezclen con niños y niñas mucho, un poco, o un poquito más pobres que ellos, le ruego salga a marchar con un cartel que diga:
«Queremos libertad de excluir».
Para que nos entendamos.
[Imagen: apoderada protestando contra el ingreso de niños y niñas negros en escuelas «para blancos», en Estados Unidos, en la década de los sesenta].
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