Con gran convocatoria se desarrolló el recorrido por la casona y parque que fuera de la familia Infante Larraín, ubicada en Pajaritos con Av. Sur, como parte de las celebraciones del Día del Patrimonio Cultural de Chile, la mañana del domingo 28 de mayo, actividad organizada por la agrupación Maipú Patrimonial.
La casa tiene la arquitectura típica de las casonas patronales, con grandes habitaciones, corredores y ventanales. Como en todas esas construcciones, un parque frente a la entrada principal recibía a los moradores y visitantes. Junto a la casona se ubicaban los establos y demás dependencias propias de la actividad agrícola de esa época.
La empezó a construir en 1903 Luis Infante Valero, y la terminó en 1904 su hijo, Luis Infante Cerda, alcalde de Maipú y padre del recordado alcalde José Luis Infante Larraín, quien residió allí toda su vida.
La familia destinó el inmueble a la obra del Pequeño Cottolengo, perteneciente a la Congregación Pequeña Obra de la Divina Providencia fundada por el Santo de la Caridad Don Orione.
En la construcción del frontis y parte norte de la casa intervino el destacado arquitecto Josué Smith Solar (autor por ejemplo del Club Hípico de Santiago). El parque fue diseñado y construido por el paisajista francés George Dubois, creador del Parque Forestal de Santiago.
En sus oficinas, hoy vacías (al igual que toda la vieja casona y las viejas dependencias), el exalcalde «atendía tantos vecinos que le traían sus problemas —narró el presidente de la agrupación organizadora, Jaime Mallea Peñaloza—, y él los atendía humildemente, pasaban por los pasillos y aquí era un desfile de vecinos todos los días, al igual que la municipalidad».
«Por eso aquí hay tanta historia, tanta tradición», reflexionó , «porque aquí se vivió, a lo mejor anónimamente, un poco de la historia de Maipú de los últimos sesenta años».
Hoy ubicada en Avenida Pajaritos con Avenida Sur, la casona fue el centro del gran fundo Maipú, que partía de la Avenida Pajaritos hacia el poniente, limitando por el costado norte prácticamente con la antigua municipalidad, que estaba en la esquina de 5 de abril con Pajaritos, donde hoy está el Espacio Urbano, y por el costado sur con lo que es la línea férrea.
«Era prácticamente una hacienda», dijo Mallea. «Lo que hoy es la Avenida Sur era un camino interior del fundo».
Al poniente de la casa patronal, que concentró la actividad de hoy domingo, estaba el gran establo, «había una gran lechería en este lugar, y esta hacienda, este gran fundo Maipú, fue de gran producción hortícola, donde José Luis Infante estuvo apodado como el «Rey del apio», porque aquí se producía el mejor apio de Chile».
—¿Por qué es recordado José Luis Infante?
—Don José Luis Infante partió en Maipú en labores edilicias a los 28 años de edad, en la década del año 30, y estuvo consecutivamente en el municipio hasta el año 75. En todas las elecciones donde él participó siempre obtuvo la primera mayoría, independiente de los colores políticos. El vecino le daba su preferencia porque lo veía un hombre visionario, emprendedor, de una generosidad notable.
Mallea destacó «todo lo que trajo al municipio, y mucho de lo cual cosechamos hasta hoy, como el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado, la educación municipal (Maipú fue pionero en educación municipal, ya desde la década del 50), la empresa de transporte colectivo, el vivero municipal, que incluso abastecía otras comunas de especies arbóreas, frutales».
«Maipú territorialmente era mucho más grande (con todo el sector Las Rejas, todo Cerrillos), impulsó el gran parque industrial de Maipú, fue el que trajo la FISA al sector de Esquina Blanca con Camino a Melipilla. Un hombre tan visionario, tan emprendedor. Por eso se le recuerda con cariño todo su paso por el municipio».
—¿Cuál es el destino que usted desearía para este lugar?
—Siempre hemos añorado que estas casonas, como la casona de veraneo del presidente Riesco, que también pertenece a otra entidad religiosa, en el Camino La Farfana con Pajaritos, o esta, tuvieran un destino cultural, y ahí quisiéramos apelar a nuestras autoridades comunales. No han tenido la visión de poder hacer algo en estos lugares, de reservar estos vestigios patrimoniales de Maipú.
«Aquí por ejemplo —imaginó—, por un acuerdo del municipio con los propietarios actuales, podría destinarse a una biblioteca, a una casa de la cultura, a un lugar de conferencias, de estudios históricos… tantas cosas de ese tipo que a Maipú le añoran. El parque mismo podría aprovecharse con espectáculos artísticos en primavera-verano. Necesitamos estos espacios. Sembramos esta inquietud en nuestras autoridades municipales».
[Fotografías de Romina Valdés].
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