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11 testimonios del 11 de septiembre de 1973 en Maipú

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Tiempo de lectura: 7 minutos

LUIS MÁRQUEZ, uno de los impulsores del Proyecto Ecobarrio, de Cuatro Álamos, tenía diez años para el 11 de septiembre de 1973. Vivía en Las Tinajas con El Rey.

«En estas circunstancias, llamo a todos los trabajadores; que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas», había dicho el presidente Salvador Allende, y su padre se dirigió en bicicleta hacia la Fábrica de Envases S. A. (FESA), en Vicente Reyes. Al llegar a la Patrona de Chile, una voz le ordenó detenerse.

Él dobló por un pasaje, y sintió que pasaban bala. Aceleró, y se encontró con que un compañero de trabajo vivía ahí:

—¡Métete acá! —le dijo.

Días después, Luis llegó al Monumento a la Chancaca, donde habían cuerpos tirados. «Gente de bien», comentaban, por la vestimenta. Él se fijó en un muchacho, «porque del bolsillo de su vestón sobresalía un trozo de marraqueta, y parecía que estuviera alcanzándola con la mano».

Luis Márquez.

PATRICIA RODRÍGUEZ vivía en Olimpo con Rinconada y estudiaba en las Ursulinas. Aquellos días no eran de normalidad. Había o no clases. Ese martes no hubo. Las monjas celebraron el «pronunciamiento militar» pero, con el correr de los días, el profesorado se reveló de izquierda.

Sus abuelos, sus familiares, eran de derecha. Del partido Nacional. De suerte que el 11 de septiembre, por la tarde, a instancias de una prima y su marido, que venían de Los Vilos, brindaron con champán. Antes, durante la mañana, Patricia y su hermana habían estado acompañando a su madre, de la Democracia Cristiana, que lloraba sentada al borde de la cama oyendo el discurso del presidente.

Otro que lo oyó, por cierto, fue MARIANO GONZÁLEZ, director del departamento eléctrico y electrónico de la Federación del Metal, de cuya oficina en Santiago Centro se vino a pie, con la misión de hablarles a los trabajadores del Cordón Industrial Cerrillos.

Fábrica por fábrica fue diciéndoles que debían ocupar sus puestos, como había dicho Salvador Allende.

Finalmente llegó a su propia empresa, Philips Chile S. A., pero el portero, que le tenía buena, no lo dejó entrar:

—Ándate pa la casa hueón, que te van a matar.

Ahora vive en la Ciudad Satélite; por esos años, en Villa México. «Si un país no tiene industria, jamás será desarrollado», reflexiona con los ojos anegados en lágrimas, evocando las industrias y el poder de los trabajadores: «Ahora hay puras bodegas».

Mariano González.

El futuro marido de MARGARITA BECERRA llegó también a la Philips, y entró. Detenido, fue trasladado a la FISA. Su impresión es que en aquel recinto los militares temieron una estampida de los prisioneros, que los doblaban en número. De suerte que lo liberaron tras una noche.

El 13 tenían fecha de matrimonio. Margarita trabajaba en «Las Telas», en Santo Domingo, pero el comercio estaba en huelga. Así que se enteró del golpe en su departamento de Villa México.

Vio pasar las patrullas de militares, en un sentido y en otro, por calle Lumen, entonces de tierra, «con el fusil en posición de disparo». Sintió la pérdida de la libertad. Vio cómo la mercadería, que antes escaseaba, apareció «por arte de magia».

Se casó finalmente el 27 de ese mes. La oficial del Registro Civil de Maipú le comentó que, de las parejas que tenían fecha por esos días, eran la única en llegar.

DOMINGO ROJAS es presidente de la Junta de Vecinos Patrona de Chile, población que tiene como uno de sus hitos la gruta de la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, adosada al muro medianero de la calle Concepción con la empresa Electrolux.

La Fensa, en esa época. Aunque, por edad, le correspondía estudiar, Domingo había salido muy temprano a trabajar en la imprenta Caupolicán. Apenas llegó, lo metieron a una sala, a un bus, y lo llevaron a enrolarse al Ministerio de Defensa.

Caminando llegó hasta su casa, en cuyo frontis su padre y uno de sus hermanos divisaban el humo de La Moneda.

Al día siguiente se levantó muy temprano a regar unas cebollas al patio. Cuando se asomó, un militar le gritó desde la calle:

—¡Ándate pa’ dentro, mierda!

Una enorme explosión quebró los vidrios.

JORGE RODRÍGUEZ era obrero de Fensa. El 11 se retiró a su casa, a eso de las tres. Otros, que vivían en lugares apartados, como Huechuraba, San Bernardo, permanecieron. Al la mañana siguiente lo pasó a buscar, como de costumbre, el «Guatón» Núñez. Pero la esposa de Jorge no quiso que fuera, por el peligro.

Desde la población Esquina Blanca oyó una enorme explosión, por la tarde. Los militares habían detonado una carga de trotyl en la gruta de la Patrona de Chile. Por el forado sacaron, manos en la nuca, a 109 trabajadores, que imaginaron armados hasta los dientes. Entre ellos el «Guatón» Núñez.

De siete años, VÍCTOR OSORIO, futuro ministro de Bienes Nacionales de la presidenta Bachelet, ensayó concienzudamente la lectura de su composición para el acto del día del maestro, que se celebraba en esa fecha. Su madre había cortado una flor, de regalo para la profesora.

Así que llegaron a la Escuela 473, actual Liceo Santiago Bueras y Avaria. La comunidad permaneció en la incertidumbre hasta que el profesor Salvador Valle comunicó por altoparlante lo que ocurría y que las clases quedaban suspendidas.

De todas maneras la madre de Osorio se acercó a entregarle la flor a la profesora quien, acongojada, le comentó que parecía que iban a derrocar al presidente.

—¡Ojalá, pa’ que pongan fin a este viejo de mierda, que nos tiene muertos de hambre! —respondió la señora, con enorme alegría.

Maipú era una comuna momia, dice JOSÉ LATORRE. De vasta extensión, mayormente rural. El centro urbanizado, con el 15 de Pajaritos por el norte, la Villa México, Portales por el sur, los alrededores del Templo por el poniente y la población Esquina Blanca por el oriente, tamizado de verde, en la que proliferaban las tomas y se edificaban poblaciones para los trabajadores del cordón industrial. Algunas industrias, como la Perlak, enquistadas en el corazón de la comuna (donde ahora está el Jumbo).

Tanto Latorre como VÍCTOR MIX eran de la Juventud Socialista. Ambos estudiantes, el primero de 14, el segundo de 17 años.

El 11, Víctor Mix quiso ir a los trabajos voluntarios, consistentes en transportar harina desde los molinos a las panaderías, «para que haya pan en las poblaciones, porque los camioneros estaban en paro». Pero hubo de devolverse a la altura de Las Rejas. Con sus hermanas se dirigieron hasta el Inacap de calle Carmen, a armar la resistencia… A las once de la mañana, desde arriba del techo, vieron el humo de La Moneda.

José Latorre lo estaba viendo desde Las Rejas, concluido un peregrinaje por el centro de Santiago, donde estudiaba. En la esquina de García Reyes con Erasmo Escala oyó, gracias a un hombre que abrió sus ventanas de par en par, con la radio a todo volumen, el discurso de Allende.

«El día fue extraño. Amaneció radiante, primaveral, pero a medida que iba transcurriendo y que íbamos escuchando noticias como que se fue oscureciendo, empezó a nublarse, e incluso en la noche ya estaba lloviznando, hacía frío. Casi invernal. Como un augurio».

Lo pasó deambulando por Maipú. En busca, como Mix, de la resistencia armada que nunca fue, que no existió, porque el partido estaba totalmente desarticulado.

El PS era uno de los partidos fuertes de Maipú, al igual que la DC. También tenía presencia PC, el MIR; y el Partido Nacional, por el otro lado, con el Comando Rolando Matus. La actividad política y social era muy intensa.

«El 11 de septiembre fue un hecho terrible, en cuanto al trauma que significó: de un día para otro, cuando todo estaba a concho, viviéndose las 24 horas del día, en que estabas o en una reunión o en el centro de alumnos o estudiando o haciendo una actividad, de un día para otro, te dicen se acabó, y te dicen todo lo que hacías es malo, si lo haces va a ser fusilado, te mueres, todos tus dirigentes son unos bandidos, son terroristas, están todos siendo perseguidos. Imagínate lo que significa para un cabro de catorce años ese impacto social, en que todo lo que tú creías, todos tus ideales, toda tu lucha, de repente te dicen guárdatelas, quédate callado y eso no existe. Si piensas, te mueres. Ese era el mensaje».

VICTORIA GUERRERO militaba en la Jota, que se reunía en la sede del partido, detrás del Monumento.

Esa semana fue de casa en casa, escondida. En Portales, en El Cid. Posteriormente, su familia, comunista, intentó hacer una vida normal. Pero vinieron los allanamientos, persecuciones, puntos fijos afuera de la casa, seguimientos, el teléfono intervenido siempre. «Yo realmente ahora pienso, con los años, cómo lográbamos dormir; cómo lográbamos al día siguiente levantarnos y salir; cómo no terminamos locos».

«De ahí para adelante la vida cambió el cien por ciento, te dieron vuelta el mundo: exilio, cárcel, el degollamiento de mi hermano Manuel. Fueron años de años de años».

Victoria Guerrero.

Otro de los que militaba en la Jota era José Flores Araya, el Jose, el Pepe Flores, «Pera de candado», le decían en el Liceo Industrial de la Sofofa. Alto, moreno, de cejas gruesas; a Domingo Rojas (que alcanzó el metro 57 de estatura) lo agarraba en volandas. «Era un muchacho muy sencillo —según Victoria Guerrero—, alegre, colaborador. Era un joven con grandes ideales pero no era un tremendo dirigente, un gran líder. Era un buen militante. Un joven que era militante de la Jota, y ese era el peligro para esta gente».

Cuando José Latorre conoció a la madre de José Flores Araya, esta lo trató con recelo, por el apellido del militar al mando de la patrulla que sacó de la sala de clases a su hijo detenido desaparecido —Víctor Mix era su compañero—, en 1974. «¡Usted me recuerda tanto a mi niño!, me decía después; y quería hacerme una chaleca».

Ese es el testimonio número 11.

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Sergio Benvenutto Palacios

Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.

Ver comentarios

  • TODOS ELLOS EL 11 DE SEPTIEMBRE DEL 73 PERSONAS COMUNES Y CORRIENTES COMO MILLONES

    COMUNES CORRIENTES DEL MONTÓN

  • El número 1,dista mucho de la verdad, yo vivia a un costado de fesa , la gente de adentro de la empresa disparaba a todo el que se acercará..... y no existen pasajes solo calles....y despues llegaron los milicos y dinamitaron la calle pero antes sacaron la virgen que habia en la muralla que colindaba la empresa

  • Que pasa en el sector de Rinconada y 4 Poniente que hay un sector de agua potable concesionado a Aguas Andinas?
    Están privatizando solapadamente SMAPA?

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