
La Democracia Cristiana (DC) definió finalmente su postura frente a las elecciones presidenciales de noviembre, anunciando su apoyo a la candidatura de la militante comunista y exministra Jeannette Jara. Con esta decisión, Jara consolida un amplio respaldo de los partidos de izquierda a su aspiración presidencial.
La DC, una vez más, estuvo enfrentada a un trance en el que se ponía a prueba sus convicciones y los efectos de apego a sus postulados doctrinarios o bien transar con sentido pragmático la prolongación de su presencia en el poder.
La posibilidad de mantener los escasos cupos parlamentarios por medio de una negociación conveniente en una lista única parlamentaria, fue sostenido desde un primer momento por la triada compuesta por sus senadores Yasna Provoste, Francisco Huenchumilla y el diputado Eric Aedo.
Tal como lo había advertido antes de la Junta Nacional, Alberto Undurraga presentó su renuncia a la presidencia del partido, al considerar que el respaldo a Jara es un error.
“Es lo que corresponde cuando la tesis de un presidente no es respaldada por la Junta Nacional”, declarò en un acto de consecuencia.
En una carta dirigida a la militancia, el diputado por el distrito 8 (Cerrillos, Colina, Estación Central, Lampa, Maipú, Pudahuel, Quilicura, Tiltil) expresó:
“Trabajé con convicción junto a las Mesas Nacionales que encabecé, para que nuestra Democracia Cristiana recuperara su relevancia y volviera a ser un espacio convocante para quienes creemos en un proyecto humanista cristiano, de centro progresista, lejos de los extremos.”


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