
«Las tecnologías derivadas de los postulados y teorías de la física cuántica están impulsando una mutación irreversible que desplaza el entramado capitalista por uno de naturaleza cualitativamente distinta. Ya en 1945, la bomba atómica evidenció una advertencia inaugural sobre la inmensa diferencia cualitativa que estas nuevas tecnologías representan respecto a cualquier avance previo.
Este cambio de paradigma se manifiesta en que, si bien los bienes de producción tradicionales (incluso manufacturados mediante automatización robótica) persistirán, su centralidad económica como principal fuente de valor —que antes recaía primordialmente en la mercancía física— se desplazará fundamentalmente hacia los servicios avanzados y la inteligencia inmaterial habilitados por el paradigma cuántico (por ejemplo, el sistema de coordinación de un vehículo versus su motor). Esto cuestiona radicalmente las premisas de la teoría del valor tradicional.
Basadas en principios como la superposición, el entrelazamiento y la coherencia cuántica, estas tecnologías están dando origen a campos como:
- La computación cuántica, capaz de resolver problemas complejos inabordables para los superordenadores actuales.
- La criptografía cuántica, que promete comunicaciones inquebrantables.
- Los sensores cuánticos, con precisiones sin precedentes para medicina y navegación.
- La simulación cuántica, para el diseño de nuevos materiales y fármacos.
Su poder radica en procesar y manipular información a un nivel fundamentalmente nuevo, generando valor no mediante la producción material convencional, sino a través de la gestión, optimización y creación de conocimiento y coordinación a escalas antes impensables.
A diferencia de saltos tecnológicos anteriores —desde el dominio del fuego, la agricultura, la rueda, la escritura, la moneda, la imprenta, la máquina de vapor, el motor de combustión, la electricidad y las TIC— que, bajo la lógica de la mercancía, trajeron un gran beneficio neto para la humanidad, esta reconfiguración de la lógica de acumulación generará un interregno de inestabilidad, vacíos, incertidumbres e inseguridades (probablemente más breve de lo anticipado). Describir esta emergencia de lo cualitativamente nuevo a menudo evoca la ciencia ficción, generando vértigo intelectual y la tentación persistente de aferrarse a conceptos obsoletos para comprender un futuro en gestación. Mientras cambios transformadores precedentes abarcaron incontables generaciones, la magnitud y celeridad de esta nueva amenaza existencial exigirá la adaptación crítica de apenas dos o tres.
Este interregno, catalizado por un salto tecnológico sin parangón, presenta una dualidad radical:
- Por un lado, vislumbramos la superación de limitaciones humanas y soluciones a desafíos globales inherentes a un progreso que trasciende la lógica mercantilista.
- Por otro, trae consigo peligros existenciales y sociales de magnitud inédita, que superan con creces los riesgos de todos los cambios precedentes.
La redefinición de la lógica de valor y acumulación no solo genera profunda incertidumbre, sino que impulsa simultáneamente expectativas de transformación radical y el espectro de fatalidades sin precedentes. No obstante, fieles al optimismo ético y de progreso de la Ilustración, esta crisis impone la imperiosa necesidad de voluntad política y adaptabilidad moral para canalizar el inmenso poder constructivo de estas tecnologías hacia un futuro de beneficio compartido para la humanidad.»
Guillermo Alejandro Arenas Escudero
&
Américo Roberto Contreras Soto
Santiago de Chile, Julio 2025
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