
Terminó la primera vuelta presidencial entre ocho candidatos que aspiraban al sillón presidencial.
Nuestro sistema contempla que, si uno o una de los candidatos no obtiene más de un 50% de los votos, es necesario realizar una segunda vuelta o balotaje. Todos los aspirantes tenían sus programas, basados en los desafíos, sueños y esperanzas para el país. Todo ello basado en sus creencias políticas, sus principios.
Seguramente más de algún chileno leyó estas propuestas, o bien las principales que fueron repetidas como slogan de campaña, centradas en lo de siempre: seguridad, empleo, salud, crecimiento, y cómo no, educación, entre otras.
Los candidatos
Ahora el camino final hacia el resultado y elección del futuro presidente(a) tendrá lugar el domingo 14 de diciembre; allí se elegirá entre la candidata comunista Jeannette Jara y el republicano José Antonio Kast al futuro(a) primer(a) mandatario(a).
“Escúchanos, Franco, te rogamos”
Desde los comandos de los aspirantes, de sus seguidores más comprometidos, el nombre de Parisi es invocado como una plegaria íntima por ateos, moros y cristianos, que ven en su figura la imagen mesiánica de quien podría ser el camino, la verdad y la mayoría de los votos en el balotaje. Es un acto de esperanza, “un guiño a Franco”, que ahora sus adversarios de la primera vuelta reconocen como un hombre cuyo programa de gobierno tenía muy buenas ideas, un economista conectado con las necesidades del pueblo, realista, del que ahora dicen haber aprendido; el candidato al que las encuestas
y los encuestadores no dieron crédito, reduciendo su prestigio de investigadores de la realidad social casi a un nivel de lectores del tarot.
Es Parisi el hombre que hoy es ungido como un líder que puede relativizar los principios de sus contendores que buscan su apoyo electoral. En esto especial interés ha mostrado la candidata ganadora de la primera vuelta, a pesar de que Quiroga, uno de sus asesores estelares, decía hace algún tiempo en medio de la contienda electoral que Parisi era candidato de la ultraderecha y que su hermana, Zandra Parisi, “no sé si por razones de inmigración o por razones de flaiterío se llama Zandra con Z”. Este peculiar vocero no ha confirmado estos días sus dichos.
Los candidatos no están confirmando sus principios; quieren confirmar los votos de Parisi, y quizás nos están recordando lo que alguna vez dijo el célebre actor y cómico Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros”.
Apología a Parisi
Con el transcurso de los días seguiremos escuchando nuevas bienaventuranzas de Parisi, y la elección ya no será de dos sino de tres. Un signo funcional de la política de nuestro tiempo es precisamente tomar
decisiones en lo que importa, que es la conveniencia, para lo cual a veces es preciso dejar de lado las ideologías y dar cabida al pragmatismo para conseguir objetivos de poder.
Esto, de manera rústica, más coloquial, algunos lo llaman “travestismo político” o “camaleonismo”, una condición o habilidad para cambiar de comportamiento.
Nada de lo dicho se podría considerar un pecado, más si se intenta buscar en la esencia del deber ser de la política, por cierto no en el acervo discursivo del mercado habitual, sino en las lecciones del gran Aristóteles, discípulo de Platón, que nos instruye en que la política es la ciencia y el arte de organizar la polis (la ciudad-estado) para alcanzar el bien común y la felicidad de los ciudadanos.
Es importante, en todo caso, tener presente al momento de votar el 14 de diciembre, lo dicho por nuestro presidente Gabriel Boric: “Las buenas ideas no pertenecen exclusivamente a un sector”. Queda poco tiempo para decidir y, en todo caso, no está de más aclarar a los electores que Franco Parisi no es candidato.

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