Las estudiantes del liceo Bicentenario de Niñas depondrán la toma del establecimiento, que se prolongó por más de una semana, entregándolo este jueves 27 de junio.
La decisión, votada por una amplia mayoría el martes 26, está sujeta al compromiso firmado de las autoridades de implementar una marcha blanca para retomar las actividades, clases de repaso y que «no se persiga políticamente a las compañeras que participaron de forma activa».
«Queremos manifestar nuestro orgullo al haber conseguido todo lo que pedíamos», comunicó el centro de estudiantes, «entendemos que que lo solicitado era lo que nos correspondía como estudiantes y como personas, y es lamentable haber tenido que paralizarnos de esta forma para obtenerlo.
Las estudiantes levantaron dos petitorios centrados, resumidamente, en «el estado físico (relacionado a la infraestructura) y psicológico de las alumnas, que se reconocen sometidas a mucha presión sin contar con herramientas básicas para enfrentar estas situaciones por parte del liceo», y; al «tratamiento negligente y normalización de conductas machistas al interior del recinto» (el artículo completo de La Batalla, aquí).
«Les recordamos que todo lo establecido está estipulado con fechas y métodos de trabajo, por lo cual hacemos el llamado a las autoridades a que esto se cumpla de la forma acordada y al estudiantado a hacer valer todo lo prometido», comunicaron las estudiantes, que se reunieron al menos dos veces con la Corporación de Educación de Maipú, Codeduc, y con la alcaldesa Cathy Barriga.
«Cuando se inició esta lucha tan radical como el feminismo, levantó una bandera gratificante, que habla de cómo por medio de la organización lograremos igualdad de derechos», comunicó por su parte el centro de padres.
Siendo el liceo Bicentanario de Niñas uno de los establecimientos con mejores resultados en las pruebas estandarizadas a todo nivel, apuntó al «mal llamado sello de calidad, que se graba a fuego en la frente de los estudiantes, frustrando la condición de rehumanizacion que requiere este método».
«Cuando hablamos con cada uno de los estudiantes, logramos evidenciar la alta competencia, marcada en muchas evaluaciones, controles evaluados solo sobre el sentido academicista, dejando de lado o invisibilizando las carencias que el modelo arroja, como el alto número de niños, niñas y niñes violentados en la forma del actual trato represivo, discriminatorio que ejercen nuestras autoridades (si no tienes la capacidad, mejor te vas; no cumples con el perfil liceano, otro más que tiró la esponja, etc.)».
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