
La ciencia y el movimiento ambientalista están de luto. Ayer miércoles 1 de octubre murió en California, a los 91 años, Jane Goodall, la primatóloga británica que transformó la manera en que el mundo comprende a los chimpancés y, al mismo tiempo, a la humanidad.
Según informó su instituto en un comunicado, la científica “falleció por causas naturales” mientras realizaba una gira de conferencias en Estados Unidos. Goodall tuvo una vida dedicada a la esperanza.
“Los descubrimientos como etóloga de la doctora Goodall revolucionaron la ciencia y fue una incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural”, señaló el Instituto Jane Goodall al anunciar su partida.
En una ocasión (2017) una chimpancé llamada Wounda, rescatada tras ser víctima del comercio ilegal de animales, la abrazó al ser liberada en su hábitat natural.

Este gesto, capturado en video, fue interpretado como una muestra de afecto y gratitud, un simbólico vínculo entre humanos y primates y del trabajo de conservación del Instituto Jane Goodall.
Un legado que cambió la ciencia
Goodall desafió los cánones científicos de su tiempo al bautizar a los chimpancés con nombres en lugar de números y convivir con ellos en su hábitat natural.
Llegó en 1960 al Parque Nacional Gombe Stream, en Tanzania, sin formación académica formal, pero con una capacidad de observación única que le permitió descubrir conductas revolucionarias: desde el uso de herramientas hasta complejas interacciones sociales, antes atribuidas únicamente a los seres humanos.
Su hallazgo de que los chimpancés podían fabricar utensilios llevó al antropólogo Louis Leakey a afirmar:
“Ahora debemos redefinir herramienta, redefinir ser humano o aceptar que los chimpancés son humanos”.
De investigadora a activista global
Tras más de dos décadas de trabajo de campo, Goodall fundó el Instituto Jane Goodall y creó el programa educativo Roots & Shoots, presente hoy en más de 60 países.
En 2002 fue nombrada Mensajera de la Paz de la ONU y, desde entonces, recorrió el mundo transmitiendo un mensaje de esperanza.
“Tenemos la oportunidad de usar el privilegio que es la vida para hacer del mundo un lugar mejor” es una de sus frases destacadas por el instituto con sede en Chile.
Un lazo con Chile
Su influencia también se sintió en nuestro país y La Batalla estuvo presente. En agosto de 2024 visitó Santiago y compartió con estudiantes del programa Roots & Shoots Chile en el Museo Interactivo Mirador (MIM). Allí destacó que:
“El programa empezó en 1991 y muchos de sus participantes hoy son adultos que toman decisiones. Ellos han logrado mantener los valores de amor, compasión y respeto que adquirieron durante nuestros programas”.
En esa visita, Goodall fue distinguida con la Medalla Pablo Neruda, máximo reconocimiento del Ministerio de las Culturas. Frente a jóvenes líderes ambientales, reafirmó su convicción:
“No sólo puedes cambiar el mundo, sino que estás cambiando el mundo. Y puedo decirte que viajo alrededor del mundo 300 días al año, y me inspira lo que ustedes, los jóvenes, están haciendo”.
Con su muerte, desaparece una de las voces más influyentes de la ciencia y el ambientalismo, pero queda un legado inmenso que sigue vivo en los bosques de Tanzania, en los miles de jóvenes de Roots & Shoots y en la esperanza de un planeta en equilibrio.

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