Huertas comunitarias en la villa 4 Álamos

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Presenciamos la plantación de flores y hortalizas en las jardineras de la plaza Ronald Wood.

A eso de la una de la tarde de ayer brillaba el sol en Maipú.

En un rincón de la comuna: la plaza Ronald Wood, en la villa 4 Álamos, vecinos y vecinas entusiastas trasplantaban flores y hortalizas a las jardineras recién instaladas.

La actividad formaba parte del taller de Huertas Familiares, que financia la municipalidad y organiza la junta de vecinos de la villa, además de la ecóloga paisajista María Inés Díaz y la agrónoma Irene Acevedo.

“Es un proyecto —cuenta María Inés— que involucra capacitación y la realización de huertas urbanas en la plaza, y jardineras dentro de la junta de vecinos que van a ser apadrinadas, es decir, administradas por los vecinos que participan en el taller, principalmente por aquellas personas que no tienen espacios en sus casas para cultivar”.

Las jardineras de la plaza Ronald Wood serán administradas por todos los habitantes de la villa:

“Si alguien quiere, puede sacar una hojita de acelga para la comida de la guagua”, decía una de las vecinas mientras hundía uno de sus dedos en la tierra.

Otra de las vecinas contó con orgullo que:

“Está todo bonito, no han sacado ninguna flor, tienen todo hermoso. Así que las mismas personas, los vecinos de acá, están cuidando, y eso es lo mejor”.

Las jardineras tienen cierta altura, pensando en las vecinas y vecinos de más edad, que ya no pueden agacharse.

“Aquí le tenemos ajo, ciboulettes, caléndulas, tomillo, cebollín, perejil, acelga y espinacas”—me aclaró María Inés.

Le pregunté por qué esas especies y no otras:

“Porque son las especies que se siembran en otoño, que se dan en esta época del año. La caléndula y la acelga se dan todo el año”:

No es que se den mejor en estas tierras…

“En toda la zona central se dan bien las hortalizas, por el clima que tenemos, el clima mediterráneo, que es el mejor del mundo”.

¿Por qué plantan caléndula en cada una de las jardineras?

“La caléndula es como una pista de aterrizaje para las chinitas, y las chinitas se comen a los pulgones. Y también, a través de sus raíces, repele a los gusanos, que son perjudiciales para algunas especies”.

Un sueño hecho realidad

Conversamos con las vecinas, y recibimos una matita de orégano de obsequio por parte de Ricardo Acuña, presidente de la junta de vecinos y gestor de numerosas iniciativas en la villa.

A Ana Valdés le encanta lo que han hecho entre todos:

“Es un sueño hecho realidad —dice—. Fue conversado hace harto tiempo, y ahora se hizo realidad”.

Ana se crió en Sauzal, a 50 kilómetros de Cauquenes. Ella mira la plaza y recuerda la enorme huerta que había en su casa.

Por mi parte, pasa como una brisa el recuerdo de horas y tardes transcurridas en la casa de mi abuela, en La Cisterna. Siendo un niño. Sentado o tirado sobre las baldosas, jugando con los insectos del jardín.

A modo anecdótico, contaré que justo antes de iniciar la escritura de esta nota me comí un tomate maipucino, acompañado de unas hojas del orégano que me regalaron.

Pienso en las anécdotas de Guido Valenzuela, que estoy leyendo por estos días en su libro: “Brochazos y pinceladas de un maipucino antiguo 2”. Él evoca un Maipú rural.

De vuelta al presente: Los vecinos y vecinas de la villa 4 Álamos, organizadamente, están transformando la realidad para mejor.

El taller de Huertas Familiares funciona todos los miércoles, desde las nueve de la mañana a la una de la tarde, en la sede de la junta de vecinos de Villa 4 Álamos. La sede queda en el pasaje Santa Gemita, a un costado de la plaza Ronald Wood.

Aún hay cupos disponibles, para gente de Maipú y de cualquier comuna.