La lucha de Lorena Pizarro, precandidata a diputada por Maipú

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Lorena Pizarro, precandidata comunista a diputada por Maipú, nos cuenta cuál cree que es la lucha más a futuro que tenemos las y los chilenos.

Cuatro o cinco personas se manifestaron mientras hacíamos la entrevista.

Dos, o tres, tocando la bocina. Lorena Pizarro levantó los pulgares, saludando.

Dos personas faltas de respeto gritaron cosas:

«¡Chanta!».

«¡Deja de hablar hueás!».

Derechos humanos

La verdad es que la comunista Lorena Pizarro, presidenta de la agrupación de familiares de detenidos desaparecidos, estaba lejos de hablar huevadas. Hay que ser valiente para hablar de derechos humanos en Chile, hoy día quizás más que nunca.

Porque, como dice ella, uno de los mayores triunfos de la dictadura cívico-militar de derecha fue enseñarnos que se trata de un tema del pasado:

«(…) si tú no tienes acceso a la educación, a la salud, a la cultura, a la recreación, a horas de trabajo que te permitan el esparcimiento, todo eso es violación a los derechos humanos; es mucho peor lo que pasa con los mapuches en el sur, donde prácticamente está militarizada la zona; es inaceptable que la respuesta de las autoridades, a través de las fuerzas especiales de Carabineros, frente a la manifestación social, sea la represión».

La lucha a futuro

«(…) la mayoría de la gente va a decir que si yo no voy a las marchas no me va a afectar, pero sí le afecta cuando a usted le cortan el agua porque llueve en Santiago, y hay empresas que no le garantizan que tenga un acceso justo a un bien esencial, que es el agua. Eso es violación de sus derechos. Es violación de sus derechos cuando usted, si no tiene recursos económicos, no puede darle a sus hijos una educación de calidad».

A esa presencia que no percibimos porque forma parte de nuestro ser es a la que permanentemente combate la que, tras cuatro años, vuelve a ser precandidata a diputada por el distrito que incluye a Maipú:

«Yo creo que la lucha más a futuro que tenemos las y los chilenos es dejar atrás la dictadura».

Amarres

Entiéndase bien. Dejarla atrás no equivale a olvidarla:

«Para terminar con la dictadura hay que dejar atrás los amarres de la dictadura».

Por ejemplo, «lo que está pasando con la tercera edad, las AFP. La visión ideológica respecto a cómo debe enfrentar el Estado las jubilaciones fue privatizar, y eso se instaló al punto de que cuando empezaron a salir los primeros jubilados de las AFP lo que tenemos es una pobreza paupérrima. Esa es herencia de la dictadura, eso es dictadura. Si no hay una reforma contundente al sistema de salud, la gente va a seguir muriendo en las salas de espera de los hospitales, o esperando ser operada, porque se privatizó la salud».

—La pregunta que cae de cajón es por qué eso no se ha cambiado ya…

—Porque esto tiene que ver con cuál es la composición del parlamento, y con que al interior de la Nueva Mayoría también hay disputas. Por eso tenemos que ser mayor cantidad de representantes aquellos que creemos que hay que cambiar este modelo.

Un modelo en el que los poderes fácticos (los que de verdad gobiernan) están amarrados con las leyes de quórums superiores a la mayoría y el rol del Tribunal Constitucional, por ejemplo, «y se adueñan de lo que las mayorías quieren».

Cambio

En todo caso, en estos últimos cuatro años, opina, se ha instalado «la sensación de que hay cosas malas que hay que cambiar. Sin tener, la inmensa mayoría, claridad sobre qué hay que cambiar. Que en Chile se haya instalado la lógica de que hay que cambiar la Constitución es algo que hace cuatro años no estaba con esa fuerza».

«Creo que aún nos faltan cosas, que el individualismo, el consumismo, siguen siendo un factor importante para un número significativo de la población; las visiones que algunos tienen respecto de los migrantes; las visiones que hay respecto de la diferencia; las visiones que hay respecto de sentirme más que el otro porque tengo: ese es un triunfo de la dictadura que atomiza y que enajena a la persona. Eso hay que cambiar».

[Fotografías de Romina Valdés].