Revisamos el desempeño de las y los concejales de Maipú, a dos meses de haber asumido sus funciones.
En la sesión del 13 de diciembre de 2016 del Concejo Municipal de Maipú se discutía la dieta para concejales y asignación de recursos para concejalía:
Horacio Saavedra: Primero agradecer el hecho de estar acá, yo soy muy nuevo en esto. Yo soy especialista en otras cosas, no en este tipo de trámites […]. Pero hay que buscar un término medio y ventilar esta cosa un poco más interna y luego transparentarlo como tiene que ser. Pero creo que no es el lugar como para votar esta cosa…
Alejandro Almendares: Tiene que hacerse acá por ley.
Horacio Saavedra: ¿Sí?
Almendares conoce el teje y maneje de los asuntos municipales, merced a su profesión, a su historia familiar y a su experiencia como concejal durante el período anterior, lo que sumado quizás al apoyo que le brinda su equipo le ha permitido resaltar como voz expeditiva dentro del concejo; Horacio Saavedra, en cambio, parece no hallarse del todo en su sitial.
No obstante prevaleció la postura de este último, en tanto la asignación terminó resolviéndose fuera de la vista de las y los electores, y la semana siguiente la sala en pleno se limitó a decir: «apruebo».
De acuerdo con una revisión que hizo La Batalla de la totalidad de las sesiones celebradas hasta ahora, Saavedra, de la UDI, es de hecho una de las personas que más veces se ha limitado a decir «apruebo», sin entregar fundamento alguno. Las otras son Karen Garrido, de RN, cercana a la alcaldesa Cathy Barriga, y Erto Pantoja, una de las cartas del PPD en la última elección. Todas viviendo su primera experiencia en estas funciones.
Frente a ello, el concejal comunista Ariel Ramos se esfuerza por darle un sustento ideológico a sus intervenciones y es, junto con el citado Almendares, quien más veces ha argumentado sus decisiones (aunque falta mucho para que sean todas).
Luego de las aprobaciones, en cantidad, vienen las abstenciones. Sorprendentemente, quienes integran el concejo no siempre han expresado el motivo o la causa por la que se abstuvieron. Sorprendentemente, porque la ley señala que los concejales deben expresar en las votaciones su voluntad, favorable o adversa, «a menos que les asista algún motivo o causa para inhabilitarse o abstenerse de emitir su voto, debiendo dejarse constancia de ello en el acta respectiva».
Ramos es también de quienes más han intervenido en la sala, esta vez junto a la concejala socialista Marcela Silva y al concejal Pedro Delgadillo, quien llegó como independiente de la mano del MAS (Movimiento Amplio Social).
Estas tres personas son quienes más disenso han evidenciado frente a la administración de derecha, Delgadillo (quien ha hecho reiterada mención a su no militancia) de una manera mucho menos directa que las otras. En ese sentido, fue recurrente su alusión a «mantener las formas», cuando se ventiló la no renovación del contrato con la municipalidad a centenares de personas.
Resulta muy llamativo, con relación a este tema, el desgaste del concejal Ramos al insistir verbalmente con la pregunta acerca de los motivos y razones de las desvinculaciones no asociadas a «funcionarios fantasmas», previo a canalizarla a través de un «Oficio», recurso del que disponen las y los concejales para obtener respuestas de la municipalidad. Marcela Silva es, por lejos, quien más se ha valido de esta herramienta.
La firma de un convenio de cooperación entre las municipalidades de Maipú y Las Condes por la alcaldesa y su suegro, el alcalde Joaquín Lavín, ha motivado otro de los momentos álgidos en el seno del concejo. Y este episodio dio ocasión a la participación más notoria del concejal ecologista Gonzalo Ponce, celebrado adalid del pacto Poder Ciudadano, a dos meses de haber asumido.
Nuevamente son Saavedra, Garrido y Pantoja quienes menos intervenciones registran. En las aportaciones de los concejales democratacristianos Abraham Donoso y Herman Silva ha primado la cautela, en desmedro de la claridad. Mucho más relevantes en todo caso han resultado las de Donoso para la tramitación de las distintas iniciativas.
Finalmente, no se puede comentar el desempeño de las y los concejales sin atender al estilo de conducción de la alcaldesa Cathy Barriga, que suele plantear la discusión al interior del concejo en términos de una confrontación personal (en vez de política) con determinadas figuras de la oposición.
Como cuando a propósito del mencionado convenio, respondiera los cuestionamientos de la concejala Marcela Silva, quien explicitó no tener problemas con el parentesco, deslizando la frase: «Si yo hablara de parentesco…», aludiendo seguramente a Bárbara Aliaga, cuñada de la concejala, cesada en la presente gestión como encargada del departamento de cultura de la municipalidad.
Esto y lo antes dicho son elementos que se deben tener presentes al analizar el exiguo debate político entre las y los concejales de Maipú.
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Se espera más acción de los consejales que fiscalicen peso a peso las arcas municipales, que los recursos lleguen donde mas se necesitan, esperamos que muchos recursos lleguen atraves de las juntas de vecinos a los vecinos de Maipu. Donde las juntas de vecinos conocen la realidad de su sector y donde el municipio puede colaborar en mejorar la calidad de vida de muchos maipucinos.