
Lo que debía ser una tarde tranquila de recreación terminó en tragedia. El domingo 26 de octubre, entre las 21:00 y 21:12 horas, en el recientemente inaugurado Parque Recreativo Canino Tres Poniente de Maipú, la pequeña Selena, una Yorkshire Terrier de solo 2,6 kilos, fue atacada violentamente por una perra de tipo mezcla bull, de entre 25 y 30 kilos.
Según relata su dueña, Javiera Torres, el ataque ocurrió luego de que el tutor del animal agresor insistiera en que “su perra no hacía nada”, pese a un primer acercamiento riesgoso. Minutos después, la canina volvió a acercarse y se abalanzó sobre Selena, que se encontraba con correa y arnés, cumpliendo todas las normas de seguridad.
“La canina la mordió, la levantó de los muslos y la sacudía con fuerza. No la soltaba. Fue una escena desesperante”, recuerda Javiera.
A pesar de los intensos tratamientos veterinarios, hospitalización y múltiples cirugías, Selena falleció el 5 de noviembre a causa de las graves lesiones internas y la infección generalizada derivada del ataque.
Un parque recién inaugurado
El parque donde ocurrió el ataque fue inaugurado apenas dos días antes, el 24 de octubre, por el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, quien presentó el lugar como “un espacio seguro y diseñado especialmente para los perritos y perritas de nuestras casas”.
Ubicado en el interior del Parque Tres Poniente, a la altura de calle Alberto Krumm, junto al supermercado Líder, el recinto cuenta con áreas de juego, zonas de adiestramiento, bebederos, piscinas y dispensadores de bolsas de desechos.
No obstante, nada parece garantizar la seguridad interna, ya que solo 48 horas después de su apertura, el parque canino se transformó en el escenario de la primera tragedia que hoy pone en duda quién se hace cargo de la supervisión del recinto y que en definitiva este ataque no vuelva a ocurrirle a otro perro o a una persona, por el solo hecho de confiarse de estar en un lugar con el logo municipal.

Un cuadro clínico devastador
Según la epicrisis del Hospital Veterinario PuppyVets, Selena ingresó el 26 de octubre con lesiones punzantes profundas en ambos flancos, signos de shock hipovolémico y dolor generalizado.
Fue estabilizada con fluidoterapia y antibióticos, pero las heridas internas evolucionaron rápidamente hacia una infección severa, que derivó en necrosis muscular, peritonitis y sepsis generalizada.
Durante una última cirugía, el 5 de noviembre, los médicos constataron que la infección se había extendido hasta el diafragma y la cavidad torácica, afectando órganos vitales. Aunque se sugirió la eutanasia compasiva, Javiera decidió seguir luchando junto a su compañera.
Selena finalmente falleció esa misma tarde a las 20:55 horas, tras un paro cardiorrespiratorio.
“Ella mostró fuerza y ganas de vivir hasta el final. Pero su cuerpo ya no resistió el daño que sufrió”, expresó su tutora.
Dolor, abandono y amenazas
Javiera asegura que el tutor del perro agresor solo colaboró durante los primeros días y luego se desligó completamente del caso.
Ante la falta de respuesta, decidió acudir personalmente a su domicilio el 30 de octubre, sin obtener soluciones. Ese mismo día presentó una denuncia formal en Carabineros, con el respaldo de la Fundación MascotaAlerta.
Al día siguiente, 31 de octubre, recibió un correo electrónico amenazante titulado “Advertencia de cortesía por el accidente perruno”, en el que se intentó responsabilizar a Selena de su propio estado, aludiendo a una hernia umbilical de nacimiento que los veterinarios habían confirmado como sin relevancia clínica.
“Intentaron culpar a mi perrita, decir que estaba enferma. Es muy cruel. Solo quiero justicia y que esto no le vuelva a pasar a nadie más”, señaló Javiera.
Hasta la fecha, ningún funcionario municipal ha respondido a sus correos o solicitudes formales, salvo el concejal republicano Edison Aguilera, quien ha acompañado a la familia durante el proceso.
Justicia y conciencia
El caso de Selena ha generado profunda indignación en Maipú, donde vecinos y organizaciones animalistas exigen protocolos claros, señalética visible y fiscalización efectiva en los parques recreativos municipales.
“Selena hoy cumpliría cinco años. Me quitaron a un integrante de mi familia. Su partida fue injusta, y su historia debe servir para que se tomen medidas reales”, concluye su tutora.

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