
Vecinos de Maipú instalan portones para protegerse de la delincuencia, aunque desafían la normativa municipal sobre horarios de apertura.

No es el reportaje de Chilevisión que se emitió en septiembre de 2022. Estamos en 2025 y ahora el mismo noticiero reporta que los vecinos de sectores como La Farfana y Villa Allipén recurrido al cierre de pasajes con rejas y portones de seguridad, en respuesta a un aumento sostenido de robos, portonazos y delitos en sus barrios.
La medida, cara -cuesta cerca de 8 millones un portón de esas características según Rodrigo Mora, investigador Cedeus– y financiada con recursos propios de los residentes, busca resguardar hogares y vehículos ante la creciente delincuencia.

“Antes, cuando no teníamos portones, abrían los autos y sacaban todo, lo desmantelaban prácticamente”, comenta un vecino de La Farfana, donde los portones permanecen cerrados la mayor parte del día.
Otro residente relata que su camioneta fue robada dos veces en un mes y que en el segundo asalto incluso lo secuestraron.

Aunque la mayoría de los portones cuenta con autorización municipal, la normativa vigente mediante un decreto municipal desde 2023 establece que estos deben permanecer abiertos al menos siete horas continuas durante el día y, excepcionalmente, hasta diez horas por motivos de seguridad.
Además, por ley solo pueden instalarse en pasajes de menos de siete metros de ancho y con la aprobación del 80% de los vecinos. El incumplimiento de estos requisitos puede derivar en notificaciones de la Inspección Municipal y multas de hasta una UTM, según explica la directora Vania Ramsy.

Los vecinos reconocen que, frente al temor constante de ser víctimas de la delincuencia, la posibilidad de una multa pasa a un segundo plano.
“Todo el día cerramos”, señalan residentes donde la cercanía a la autopista Vespucio Sur ha convertido la zona en un foco delictual.
La medida, sin embargo, no está exenta de riesgos ya que los portones cerrados pueden dificultar el paso de vehículos de emergencia.






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