«Funcionarios fantasmas» o «Falsos honorarios»: ¿de cuáles hay más en Maipú?

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Hay razones para pensar que entre las personas desvinculadas recientemente de la Municipalidad de Maipú habían más «Falsos honorarios» —trabajadores que cumplen labores habituales o inherentes a la institución, pero al margen de toda protección laboral— que «Funcionarios fantasmas». 

Rosa Aburto, de la Villa Javiera Carrera, hacía el aseo en el edificio de SMAPA. Según refirió a La Batalla entre sollozos, llevaba seis años trabajando para la Municipalidad de Maipú. Un día antes de la fiesta de Año Nuevo una supervisora le comunicó que no seguía el próximo año.

¿Qué justificación le dieron?

«Ninguna. Pregunté bajo qué bases me estaban despidiendo y me dijeron que ninguna. No hay justificación para mi despido».

Roberto Cid, quien trabajó durante seis meses como guardia en el parque municipal, dice:

“No tengo idea por qué me desvincularon, porque mi comportamiento fue que nunca llegué tarde, nunca pedir un permiso, nunca tiré una licencia».

“(…) yo pensaba en dos opciones: en el último año del alcalde que tenía, supongo que pueden pensar que el alcalde me dio el trabajo para que yo vote por él, es una; la otra pienso también que puede ser para darle a una empresa externa. No sé realmente, uno toma caldo de cabeza pero tampoco puedo decir es así”.

El martes 3 de enero de 2017, Rosa Aburto se cruzó afuera de la Sala del Concejo Municipal con Cristian Díaz, reconocido profesional, quien ganaba más que ella y detentaba una posición más encumbrada, y que llevaba el doble de tiempo vinculado a la municipalidad cuando fue notificado de que su contrato no iba a ser renovado.

Durante aquel Concejo, en el que se discutía a propósito de la no renovación del contrato para el 2017 de un número significativo de personas, Rosa Aburto, Roberto Cid y Cristian Díaz entre ellas, se informó que la Unidad de Transparencia de la municipalidad “detectó una gran cantidad de funcionarios fantasmas, es decir, que se les paga, pero no trabajan”.

Posteriormente, mediante un comunicado público, la alcaldesa Cathy Barriga precisaría que «solo nos referimos a un grupo de casos descubiertos, pero no a la totalidad de los trabajadores que no se les renovó contrato».

Aclaración que no fue suficiente para disipar la noción, defendida con fervor por bastante gente, de que la nueva administración estaba llevando a cabo una «limpieza» de «funcionarios fantasmas» (en general).

Fragilidad

Lo cierto es que suele ocurrir que con la llegada de cada nueva administración se adopten medidas de esta índole, aunque no siempre de tal magnitud.

«Cuestión que está fuertemente influenciada por factores políticos», comentan desde el Estudio Jurídico Sindical (ir a su página Web), ejemplificando con ello la inestabilidad en el empleo de quienes trabajan a honorarios. Y agregan:

«Este factor genera en los trabajadores un disciplinamiento hacia la autoridad de turno, toda vez que de ella dependerá el mantenimiento de su fuente laboral».

«El trabajo a honorarios es un trabajo precario«, afirman. ¿Por qué? «Porque queda al margen de toda protección laboral: no son funcionarios públicos regidos por el Estatuto Administrativo, ni tampoco (al menos formalmente) trabajadores regidos por el Código del Trabajo».

«En otras palabras, no tienen garantizado condiciones mínimas de trabajo: límites de jornada, descansos, permisos, vacaciones, pago de horas extras, derecho a licencia médica, protección a la maternidad, etc. El goce de alguno de estos beneficios sólo dependerá de la buena voluntad de la autoridad en ejercicio».

«Falsos Honorarios»

En diversas instancias, aunque más bien como si de un favor se tratase, varios de los concejales y concejalas han pedido se responda por qué no se les renovó el contrato a tales y cuales personas, y la respuesta solo ha llegado en términos generales: «Por responsabilidad fiscal».

Uno de los motivos que inducen la pregunta, han argüido estos concejales y concejalas, es el temor de que las personas cuyos contratos no fueron renovados demanden a la municipalidad, lo que irrogaría enormes gastos.

Dentro de las posibilidades que otorga la ley, las municipalidades suelen realizar la contratación de personal a honorarios, «para la prestación de servicios ocasionales y/o transitorios, ajenos a la gestión administrativa interna de las respectivas municipalidades, que estén directamente asociados al desarrollo de programas en beneficio de la comunidad, en materias de carácter social, cultural, deportivo, de rehabilitación o para enfrentar situaciones de emergencia«.

Supuesto bajo el que fueron contratadas la totalidad de las personas desvinculadas en Maipú, estima el presidente del sindicato de trabajadores a honorarios, Patricio Bustamante.

Ahora bien, la presencia de vínculos permanentes, en términos que exceden las hipótesis del articulado precedente, por cuanto las funciones contratadas dicen relación con labores habituales o inherentes de la institución, ha dado pie para hablar de «Falsos honorarios«.

Para Bustamante, de hecho, la figura del trabajador a honorarios en el ámbito municipal bajo dicha hipótesis «es un engaño».

Protección

Una de las estrategias que han utilizado los trabajadores a honorarios en la búsqueda de protección es la vía judicial, impetrando acciones laborales cuando son despedidos a fin que se reconozca su calidad de trabajadores dependientes y, a consecuencia de ello, se declare la existencia de un vínculo laboral, ordenándose el pago de las cotizaciones de seguridad social por todo el tiempo trabajado y de las indemnizaciones legales derivadas del término de la relación laboral (ver acá un documento con preguntas y respuestas respecto de los funcionarios a honorarios, elaborado por el Estudio Jurídico Sindical).

En este sentido, un rupturista fallo de la Corte Suprema, del 1 de abril de 2015, reconoció vinculaciones laborales, sometidas al Código del Trabajo, entre un trabajador a honorarios y la Municipalidad de Santiago.

De hecho, fue esta perspectiva la que tuvo en cuenta la administración actual para recomendar a las y los concejales aprobar una transacción económica con un grupo de personas desvinculadas bajo la anterior gestión.

En el comunicado antes citado, la alcaldesa señaló que en este caso «no se trata de despidos, pues no se les renovó sus contratos, los que vencieron el 31 de diciembre de 2016».

Para el presidente del sindicato, sin embargo, y atendidas las razones anteriores, relacionadas con los «falsos honorarios», se está ante despidos.

De suerte que, de no prosperar las conversaciones que están teniendo por estos días las y los trabajadores con la administración municipal, y atendido que la alcaldesa ya fue hasta el Centro de Justicia, es muy posible que, aparte de lo que pudiera arrojar la experiencia, también la justicia venga a dirimir si en la comuna hay más «Funcionarios fantasmas» o «Falsos honorarios».