«Uno esperaría que personas con experiencia en contiendas electorales se hubiesen curtido ya y superado la retórica rezongante y pudieran evidenciar una capacidad de convocar, en términos de señalar un destino», escribe Sergio Benvenutto.
Resulta decepcionante la retahíla de panfletos que constituye la campaña en vídeo lanzada por el Frente Amplio para el distrito 8, el lunes 26 de junio.
Uno esperaría que personas con experiencia en contiendas electorales se hubiesen curtido ya y superado la retórica rezongante y pudieran evidenciar una capacidad de convocar, en términos de señalar un destino.
Para utilizar la imagen del viaje en el desierto, imaginemos un grupo que viaja bajo las inclemencias del tiempo. Y que lo hace guiada por un beduino.
Esta persona señala un punto al que se llegará, y va guiando el camino. Puede tener más o menos expertise, evidenciar más o menos manejo ante las situaciones cambiantes, etc.
Pero, bueno o malo, en último término, tenderemos a seguirle (si no sabe dónde ir deja ipso facto de ser guía). Y no dejaremos de hacerlo, solos en medio de la inmensidad del desierto, por más que un grupo se dedique día y noche y hora tras hora a vituperarle.
En Chile, parece que la mayoría (de quienes votan) piensa que Piñera puede ser un buen líder. Porque maneja el —infame— lenguaje de los tiempos, que es el que conocemos mejor y en el que nos movemos.
El grupo quizás consideraría cambiar de guía si le mostraran un destino; le persuadieran con buenos motivos y razones de que no se debe ir allá, sino al otro lado, quizás al lado contrario.
Si no, creo que la mayoría miraría con el rabillo del ojo al grupo vociferante y, más bien, esperaría que la bulla no pasara a mayores, de modo que pudiera turbar el curso de la caravana, etc.
En fin, sobre el vídeo del Frente Amplio en Maipú, está plagado de las frases que hemos oído durante las últimas elecciones, una y otra vez. Por ejemplo:
«Estamos cansados de la forma nefasta en que se ha hecho política, debemos recuperar la política hacia la mayorías, recuperar las políticas públicas en favor de aquellos que hoy día estamos siendo postergados».
«Debemos ir a votar el 2 de julio, porque tras 27 años de promesas incumplidas, por fin se ha construido una alternativa radicalmente democrática, que hace carne las demandas de justicia social profundas que el pueblo de Chile lleva esperando por mucho tiempo».
«Estamos cansados de la corrupción, estamos cansados de que el dinero esté metido en la política, estamos cansados de que financien a los parlamentarios, en las leyes, en el parlamento. Por esto vamos a entregar a la ciudadanía herramientas de control ciudadano, para que esto no siga sucediendo».
En este último caso al menos se entrevé algo, un molde de barro. Pero en general dan ganas de concluir:
Todos estamos cansados… pero, ¿y?
La intervención del candidato humanista, Cristóbal Mardones, echa un poco de luz sobre el oscuro paisaje:
«Llegó el momento de creer, de empezar a construir un cambio de verdad, una transformación social e individual importante entre cada uno de nosotros. Llegó el momento en que nos levantemos, de que dejemos las críticas y de que tomemos esa indignación con fuerza».
El mesianismo ha sido, junto con la soberbia, de las críticas que han llovido sobre la agrupación. Gústeles o no, se presentan en términos de una elite, en tanto aborrecen de un sistema del que, mal que nos pese, el resto, es decir todas y todos quienes les oímos, somos parte:
«Chile necesita autoridades competentes, autoridades transparentes, la ciudadanía necesita la verdad… Y es por eso que te invito a votar este 2 de julio por el Frente Amplio».
Recuerdo que en un debate televisivo, poco antes de la última elección municipal, la actual alcaldesa Cathy Barriga fue la única que dio dos o tres ideas muy concretas (v. gr.: buses de acercamiento al interior de la comuna) sobre lo que se podía hacer para mejorar Maipú.
Tengo muchas esperanzas en que el Frente Amplio pueda encarnar la voluntad de transformar Chile de veras, de iniciar el proceso de transformación hacia una sociedad mejor, humana, que comience a rasgar el vendaje del capitalismo.
Por supuesto, no me refiero a que las y los candidatos deban anunciar (solamente) «medidas concretas». Esa política, la de las «medidas concretas», es un invento populista del alcalde Lavín, de mediados de los noventa, con el que se terminan camuflando políticas neoliberales.
Pero las esperanzas que se tienen se verían más justificadas si se viera a las y los candidatos del Frente Amplio hendiendo el cuchillo y sacándolo a relucir: decir qué tenemos que hacer y por qué, cómo van a votar, qué proyectos vamos a favorecer, dónde diablos tenemos que ir. Ideas y propósitos.
Porque solo así se les podría comprender como constituyendo un novel conglomerado, y no como un pespunte de intentonas que ya conocemos.
A menos que no quieran sincerarse para que no se desgrane su potencial electorado…
Pero la opción más sensata en este minuto es recoger la opción de Mardones: creer (la misma invitación en la que consistió el eslogan de la actual alcaldesa).
A lo mejor es el primer vídeo de varios. Esperemos ver otro más esperanzador pronto.