—Voy a hacerte unas preguntas tipo Tomás Cox, o Alfredo Lamadrid.
—Ok.
Fue una entrevista dominical, en ese momento en que el día parece haberse ido detràs de las nubes, hasta que lanza su última llamarada antes de desaparecer.
— ¿Qué es el fútbol?
—Para mí, es el amor de mi vida, el flechazo que tuve. Para mucha gente también es volverse niño cada domingo.
—¿Qué es el deporte?
—Es una actividad que congrega, que ayuda a crecer, que enseña valores, que proporciona salud, que es estudiada también como una ciencia. Es un hábito para mucha gente.
«Y es una actividad que muchas veces se siente muy lejana en la familia o en los colegios», agrega José Antonio Lizana Arce:
“Se ha sido mezquino en Chile con el deporte, se ha enseñado mal el deporte en Chile. Los que somos adultos hoy día, siendo niños llevábamos notas falsas para no hacer educación física. Era la moneda de cambio por un acto… Eso algo nos dice. El deporte ha sido el hermano pobre de la educación chilena”.
Las figuras rutilantes del deporte nacional se han forjado en el esfuerzo familiar más que en políticas deportivas, reflexiona:
“Chile no le da prioridad al deporte. Lo han dicho las autoridades, por los terremotos, por los tsunamis, porque nuestro país tiene otras prioridades, no el deporte, y eso redunda en los resultados: no somos potencia”.
“Los juegos suramericanos son el mejor termómetro —indica—: en los últimos veinte años han subido en el escalafón Colombia y Venezuela, países que han entendido el deporte, la importancia que tiene, y sus resultados han sido óptimos. Chile, a pesar de que las cosas han mejorado, con nuevas políticas deportivas y con nuevo financiamiento para los deportistas: sexto. Está tan mal hecha la estructura que el deportista que no gana un oro pierde sus lucas para seguir compitiendo… El deportista chileno está bajo un régimen que es súper mutilador”.
José Antonio trabaja como productor en una editorial. Y escribe sobre el deporte. A propósito del deporte. Ha publicado cuatro libros a la fecha: “Ceacheí. Palabra de Campeón” (2008); “Rayando la Cancha. Crónicas Deportivas” (2009); “Mojando la Camiseta. Columnas Deportivas” (2010), y; “Pisando la Pelota. Comentarios Deportivos” (2014).
“Alguna vez, cuando Chile le dio prioridad al deporte, fuimos primeros, segundos, terceros del continente”, señala.
— ¿Cuándo ocurrió eso?
“El deporte era competitivo y había políticas deportivas por los años treinta”.
Club de Deportes Ferroviarios de Chile
José Antonio se crió en el barrio de San Eugenio (Estación Central). De allí recuerda las idas junto a su padre al Estadio Ferroviario Hugo Arqueros Rodríguez:
“Mi padre fue ferroviario, socialmente vinculado con los sindicatos de su trabajo, socialmente muy activo. Trabajó fuertemente en su empresa, EFE, para restaurar la democracia. Trabajó en la campaña de Patricio Aylwin”.
“Fue dirigente social de su barrio. De ahí también mis ganas de recuperar la memoria nacional, la identidad comunal. No me he metido en el mundo de las juntas de vecinos como dirigente o como concejal… el día de mañana pretendo hacerlo”.
José Antonio ha vivido buena parte de su vida (tiene 37) en Maipú. Actualmente reside en la casa que fuera de sus padres, en la villa Andrés Bello. “Esto está entre las torres y Simón Bolívar, una avenida que nace al inicio de Maipú, al terminar 5 de abril, donde se inicia la comuna, y se extiende hasta cerca del Líder del 14 de Pajaritos”.
Parte de su vida
Ese día, el de la entrevista, yo acababa de abordar el metro, cuando José Antonio me llamó:
—Estoy acá.
— ¡¿Qué hora es?! —exclamé.
La noche anterior habían cambiado la hora, y yo ni me había enterado… De todos modos la entrevista avanzó rápido, porque José Antonio iba hilando rápidamente las palabras, y reconstruyendo la historia de parte de su vida:
“Escribí hace poco un cuentito que dice no sé si lloré cuando nací, o grité gol. Porque yo abrí los ojos en este mundo, y me gustaron al tiro todos los deportes: el tenis, el automovilismo, el fútbol. El fútbol obviamente que es lo más cercano, lo más fácil, lo más barato. Lo que está cerca de tu casa: la cancha. Los otros deportes ya comienzan a ser un poco más costosos”.
“Empecé a leer a los 5 años; empiezan a llegar revistas deportivas a mis manos. Mucha televisión. Los niños de esa época, de los 80 o 70, no teníamos Playstation u otros juegos. La televisión era un medio súper importante… El más importante”.
“De niño, coleccionista de revistas, de álbumes… Yo tenía un cuaderno donde registraba todo. Si jugaba Iván Zamorano, con el Real Madrid: el estadio, la cantidad de espectadores (…). Y no solamente empecé a escribir de fútbol sino que después los logros de Chile. El atletismo, la historia, Marlene Ahrens. Un cuaderno grueso que me regaló mi papá… gigante”.
“Tal cual como los jóvenes son fanáticos de las animaciones japonesas, en el caso mío era neta y específicamente el deporte. Con toda la cultura popular de los ochenta: El penal de Caszely, Hans Gildemeister, Copa Davis, el mundial de México ‘86, Maradona… Toda esa información, desde niño, computarizándola en la cabeza. Hasta avanzar en el tiempo”.
Su padre
Has mencionado mucho a tu padre. Háblanos de la figura de tu padre en tu vida…
“Mi papá tuvo un cáncer, falleció de un cáncer de páncreas. Le dio la batalla, lo vi pelear durante un año de forma increíble, y ahí se convirtió en una figura mucho más potente. Mi madre —que falleció hace poco también— es importantísima, pero en mi padre veo al hombre que sale a luchar cada mañana… En mi padre veo al hombre que hoy día soy. Al que tiene que ir al luchar, a trabajar, a sentir frío, a sentir en tu trabajo cansancio, agotamiento. Mi madre también trabajó por nosotros, pero como hombre me siento identificado con él, a la edad que tengo. De mi madre podría hablar de otros temas”.